Una oportunidad.- Capitulo 21.-

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 Maratón parte 2

Al despertar noté que el espacio en el cual estaba acostado era más reducido que en el que dormía habitualmente, y ahí recordé que no me encontraba  en mi cama. Sino que estaba en la casa de Kay, en la habitación de huéspedes.

Pero lo más importante, estaba con Kay.

Es loco pensar que ayer en la mañana me encontraba en una habitación de un hospital en L.A recién dado de alta y a punto de venir aquí.

Me destape y me senté en la cama. Me froté los ojos y me levanté en dirección a la habitación de Kay.

Seguramente se veía totalmente adorable durmiendo.

La imagine con todo el pelo desordenado y con una carita tan pacifica como el silencio que inundaba el departamento entero en este momento.

Golpeé la puerta de su habitación y lo único que obtuve como respuesta fue más silencio, así que me animé a entrar sin llamar.

Al entrar me encontré con la cama hecha y ninguna señal de Kay alrededor.

Me empecé a preocupar, busqué a Kay por todo el departamento terminando en la cocina, donde encontré una pequeña nota en la mesa.

‘Buenos días Nath! Espero que hayas dormido bien. Ayer olvide decirte que hoy tenía que trabajar en la pastelería. Lo siento :(

Pero siéntete como en tu casa y has lo que quieras, por cierto antes de irme pase a comprarte el desayuno en Starbucks. Sí, soy madrugadora si eso es lo que te preguntas.

Nos vemos en un par de horas.

Kay.’

Miré el reloj colgado en la cocina y me di cuenta que ya eran las 11:00 am. Al parecer había dormido bastante bien.

Al lado de la nota se encontraba una bolsita con cupcakes y medialunas dentro. Busqué en la alacena y encontré té. Preparé una taza y me senté a desayunar.

Mientras desayunaba recordé la noche que había pasado con Kay. Nunca me había sentido así de cómodo con ninguna chica. Y eso me hizo sentir raro y especial al mismo tiempo.

Al parecer cometer locuras como este viaje se estaba sintiendo bien en mí.

¿Quién diría que iba a hacer esto por una chica?

Siempre estuve acostumbrado a los ‘romances’ fáciles, que no demandaran mucho esfuerzo. Pero ese ‘siempre’ era cuando tenía 16 años. Ahora tenía 20,y esforzarme por algo mejor me hacía feliz.

Tal vez ese ‘algo mejor’ sea Kay, o tal vez no. Pero solo me queda esperar a conocerla más y ver lo que nace entre nosotros.

Es decir, somos amigos. Hasta ahora…

Mi celular comenzó a sonar, sacándome de mis pensamientos. Toque mis bolsillos y recordé que no tenía. Estaba solo en boxers, así que pensé en donde podía estar mi celular. Corrí hacia la habitación de huéspedes y lo encontré debajo de la almohada.

Vi la pantalla y el nombre ‘Jay’ junto con una foto de ambos apareció en ella. Presione ‘ignorar’ y tire el celular en la cama. Me senté y pasé mis manos sobre mi cara en señal de frustración. ¿Cuándo entendería que no quiero hablar con él? Y conociéndolo sé que solo me llama para comprobar que estoy aquí con Kay. No habíamos hablado luego de aquella discusión, y en el momento de la operación tampoco habíamos encontrado una oportunidad para siquiera cruzar palabra.

Pero sabía que propósito tenía esta llamada, y prefería no enfrentarlo hasta que llegue a casa.

A parte no pienso exponer a Kay  a una situación como la que se dio en nuestra discusión.

No todo es lo que parece,pero...Sera nuestro secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora