'¿La amas?' -Capitulo 23.-

444 18 2
                                    

Poner un pie en la mansión no era nada alentador  –y mucho menos un consuelo para mi estado de ánimo- pero era mi deber y aquí estaba.

Extrañamente el living se encontraba vacío. No se escuchaba ninguno de los chicos. Tal vez se encontraban en el estudio trabajando en el álbum –como debería haber estado haciendo yo en un tiempo- así que por lo menos tenía la garantía de que ninguno me iba a venir a sofocar con preguntas sobre mi estadía en Manchester y todo lo que eso derivaba.

Aunque debía confesar que un poco me dolió que nadie fuese a buscarme al aeropuerto. El único que estuvo allí esperándome fue Big Kev, quien me trajo aquí y se fue pues tenía cosas que hacer.

Me adentre en el living con mis maletas en mano y me tire en el sofá principal. Estaba demasiado cansado para subir con ellas y dejarlas en mi habitación ahora.

De pronto escuche voces provenientes de las habitaciones de arriba. Y me sentí aliviado al saber que eran Nareesha y Kelsey quienes venían bajando las escaleras hablando alegremente, cuando me notaron allí acostado en el sofá, ambas corrieron hacia a mí y me abrazaron.

Al menos alguien me daba una cálida bienvenida.

“Hey! Te extrañábamos aquí.” Exclamó Kels

“Si, ¿llegaste hace mucho?” preguntó Nareesha.

“Solo hace un par de minutos.” Respondí. “Y, yo también los extrañe” dije con una sonrisa.

“No lo creo, seguramente esa chica te ha traído tan loco que no has tenido tiempo para pensar en nosotros.” Agrego Kelsey y sonrió.

“Cierto. Es más, tu cara se ve diferente…” me estudio Nareesha. “¿Tus ojos están más cambiados o es idea mía?”

La verdad era que mis ojos podían cambiar con facilidad como también era difícil que lo hagan. Por ejemplo, cuando estaba tranquilo o relajado mis ojos tendían a ponerse más claros. O cuando estaba enojado o alguna otra emoción fuerte pasaba por mí –como emoción- se ponían más oscuros.

Al parecer Kay me había transmitido tanta paz que hizo que estos se aclaren. Era raro, lo sé, pero era cierto. Y Nareesha lo había notado. No muchos lo hacían, creo que muy poca gente era consciente de que mis ojos podían transmitir lo que pasaba por dentro de mí.

“Es idea tuya.” Dije negándolo y riendo.

No quería que me descubrieran tan fácilmente. No iban a obtener mucho de mi acerca de Kay y nuestra ‘relación’.

“¿Y cómo es esa chica? ¡Cuéntanos!” pidió Kelsey.

“Normal.” Respondí no dando tantos detalles.

“Oh, pero normal ¿Cómo?” exigió más información.

“Como ustedes.”

“Si ella pudo hacer que tu mirada y tu cara cambie, creo que es una buena chica. Y eso quiere decir que me llevare bien con ella. Al menos tendré alguien con quien estar cuando Siva no este.” Dijo Naree.

“Hey! ¿Qué hay de mi?” reprocho Kelsey.

“¿Tal vez que te la pasas todo el tiempo con Tom?”

Kelsey hizo una mueca como diciéndole que tenía razón.

“¿Y los chicos?” pregunte.

“En el estudio. Hoy salieron temprano, tenían que ver cómo iba el álbum, así que ya deben estar por llegar.” Me explico Kelsey.

“Entendido.”

Las chicas se fueron al jardín a tomar sol –según ellas- y a beber algo mientras esperaban a que llagaran los chicos.

Yo no tenía muchas ganas de moverme de mi lugar. Primero porque estaba cansado del vuelo y segundo porque hacía calor y estaba cómodo aquí con el aire que entraba desde la puerta del jardín.

Como habían indicado las chicas, los chicos llegaron a los 30 minutos después de hablar con ellas.

Todos se acercaron a mí y me atormentaron con las preguntas que sabía que me iban a hacer una vez que llegase: “¿Cómo es ella?” “¿Es linda?” ¿Es sexy?” “¿Ya son novios?” “¿Vendrá a conocernos?”

No respondí ninguna y reí para disimular mis ‘no ganas’ de hacerlo.

“Estoy un poco cansado chicos.” Dije para que terminen de preguntar.

“¿Cómo está tu voz?” pregunto Tom entendiendo que no quería hablar del tema.

“Mucho mejor, solo necesito ejercitarla para comprobar que no ha cambiado mucho.” Explique.

Mañana comenzaría con las clases de canto que me había pedido hacer Scooter, todo sea por volver a tener mi voz de antes.

Los chicos asintieron y manifestaron su emoción por tenerme de vuelta y luego se fueron a comer algo y a hacerles compañía a las chicas en el jardín.

Dejándome allí solo con Jay.

“¿Podemos hablar?” pregunto.

“Claro.” Respondí.

Sinceramente nos debíamos una charla desde hace un par de semanas.

Subimos a mi habitación y él se ofreció a llevar mis maletas, lo cual acepte.

Me senté en la cama y él se sentó al lado mío.

“¿Cómo te fue?” pregunto.

Y me sorprendí que lo haya hecho. Honestamente me esperaba otra cosa. Como… un reproche por haberme ido rápidamente luego de mi alta.

“Mmm… Bien.” Respondí y enarque una ceja mirándolo a los ojos.

Maldición. No debí haberlo hecho. Sus ojos me recordaron a los de ella. Tenían casi el mismo color. Solo que los de Kay eran más suaves.

Baje la mirada y suspire.

“¿Qué te sucede?” preguntó el preocupado.

“Nada, solo que… Tus ojos.” Respondí.

“¿Qué tienen mis ojos?” pregunto confundido.

“Ella tiene los mismos.” Explique.

El asintió con la cabeza como diciendo: ‘Te entiendo’.

“¿Y cómo es ella?” pregunto tímidamente.

Supongo que pensó que no le iba a decir nada, como hice abajo con los demás.

“Es…Es hermosa.” Confesé y solté un suspiro al recordarla.

“Debe serlo, porque te trae loco.” Dijo y soltó una tonta sonrisa. Yo reí con él.

Cuánta razón tenía…

“Oye… lo siento.” Dijimos ambos al mismo tiempo. Luego reímos al notarlo.

“No tienes que decir nada. Yo… Solo me sentí mal que no me hayas contado nada, se supone que soy tu mejor amigo. Y luego está esto de la desconfianza. Sabes que no quiero que ninguna otra chica te lastime. Creo que te sobreprotegí.” Explico.

“Eso creo. Y perdona por no contarte sobre ella, de alguna manera quería que sea mi pequeño secreto pero se terminó enterando todo el mundo.”

“Entiendo amigo.”

Ambos quedamos en silencio por unos minutos, procesando todo lo que nos habíamos dicho.

“Nathan…” llamo mi atención y yo lo observe esperando que continuara. “¿Te puedo hacer una pregunta?”

“Por supuesto” respondí.

“¿La amas?”

La extrañaba, eso no lo podía negar. Extrañaba todo acerca de ella y quería tenerla aquí para observarla horas y horas –nunca me cansaría de hacerlo- Quería besar sus labios tan malditamente, que me parecía ilógico. Quería abrazarla y sentir su calor.

Pero, ¿La amaba realmente?

No estaba seguro…

No todo es lo que parece,pero...Sera nuestro secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora