ÉL: — ¿Cómo estás tan segura?
YO: — Te vi.
ÉL: — ¿En dónde?
YO: — En la cafetería. Me estabas observando. Ya se me hacía raro que me seguías por más de tres días seguidos.
ÉL: — No, no soy Jorge.
YO: — Deja de mentir, no empeores las cosas.
ÉL: — ¿Cómo estás tan segura?
YO: — Te vi.
ÉL: — ¿En dónde?
YO: — En la cafetería. Me estabas observando. Ya se me hacía raro que me seguías por más de tres días seguidos.
ÉL: — No, no soy Jorge.
YO: — Deja de mentir, no empeores las cosas.