Fobias [EunHae + 18]

2. Agirofobia

*Quiero antes que nada agradecer por el apoyo y amor que le están dando a Fobias de nuevo y para las que se están uniendo ahora ¡Bienvenidas! :) En serio agradezco las vistas comentarios y votos, me hacen muy feliz. Ya conocí gente muy linda antes por este fic y al parecer aquí también será así. No me alargo más, les dejo el 2do capi ^^*

POV Compartido

Llevo un rato con la vista fija en algún punto en la pared, sin estar mirando realmente, estoy pegado, estancado y absorto. Las mismas imágenes me persiguen sin descanso. Pareciera que estuviera en shock y algo atontado.

Al final ayer no hice mucho, no aproveché mi día libre como me había predispuesto. El día se me pasó en un santiamén. Al menos no morí de hambre y logré cocinarme algo liviano. Ya llegada la noche no me fue fácil conciliar el sueño, estuve inquieto y desordené la cama como nunca, en resumidas cuentas: dormí pésimo.

Me levanté hace una hora, sintiendo que las pocas horas que logré dormir no fueron suficientes para descansar lo necesario y poder soportar un día de trabajo. Apenas probé bocado, y aquí estoy ahora, dándole vuelta a lo acontecido ayer. Las ideas van y vienen, son algo confusas pero me veo a mí mismo mirando a ambos lados de la calle, de ahí hay un salto, y me encuentro a escasos centímetros del hombre desconocido que despertó mi curiosidad como nadie.

El chico "diamante" decidí llamarlo, porque brillaba tanto como uno cuando lo conocí y cometí esa locura de cruzar la calle. No entiendo esa valentía repentina que me poseyó y realmente no pensé, sólo actúe, podría haberle hecho señas para que él cruzara, haberle gritado, no sé. Mi actuar sigue siendo una incógnita gigante, por eso no dejo de analizar cada detalle minuciosamente tratando de encontrar respuestas. Fue algo completamente atemorizante y asombroso a la vez. Estando aquí sentado en mi sofá negro, sigue pareciéndome mentira lo que hice. Nunca me había expuesto a hacer el ridículo de ésa forma. El calor viaja a mis mejillas de nuevo, y si no siguiera en éste estado de estupefacción, creo que me estaría jalando el cabello uno por uno ¿Por qué no pude cerrar mi bocota? ¿Qué fue eso de decirle: "Tú brillas" ¿Quién demonios le dice eso a un extraño? y... ¿por qué no me tragó la tierra? Jamás había tenido un comportamiento así de estúpido con alguien, aunque no digamos que sociabilice mucho tampoco. Y lo más importante ¿Realmente fui yo el que atravesó la calle? Sólo imaginar volver a hacerlo me da terror, o sea la sensación habitual desde ésa fatídica primera vez, cuando descubrí mi séptima fobia y la que más afecta mi vida.

Fue un mes después de la muerte de mi madre, un mes en mi casa se me concedió de duelo, un mes se me permitió llorar su pérdida. Luego mi padre decidió que lo mejor era que volviera al colegio, en vez de encerrarme en mi dolor en las cuatro paredes de mi habitación.

Me dirigía como siempre al establecimiento, mi casa se encontraba muy cerca de allí, a tres cuadras exactas, sólo tenía que cruzar la calle y llegaba. Pero ése día fue diferente, estaba esperando que dejaran de circular autos para atravesar el caminito de rayas amarillas que me dirigían a la calle del frente cuando sucedió, iba a dar el primer paso y una angustia comenzó a recorrerme, se me aceleró el corazón a tal punto que me costaba respirar, mis manos sudaban mucho, me sentí muy débil y hasta mareado. Intenté dar el segundo paso, pero las sensaciones no me abandonaban, sólo se incrementaban y un miedo irracional a ser atropellado me invadió. El hombre que vestía una casaca naranja fosforescente y una bandera amarilla con la señalización roja de STOP en el centro, ese que detiene el tráfico y ayuda a cruzar a los niños debió percatarse, porque se me acercó y me dijo: —¿Qué pasa chico? Estás pálido, ¿te encuentras bien?— sólo recuerdo haber movido negativamente mi cabeza y lograr entregarle mi celular para que llamara a mi padre.