–Eliza– (cambio de narrador)
–¿Qué significa? –pregunta Alejandra, ella ojea la carta que me entregó el chofer.
–No lo sé –contesto–. Están aquí para protegerme... ¿de quién?
–Debe estar relacionado con el robo del libro –dice Manú.
–Conozco a alguien que podría ayudarnos, hay un anciano que tiene un anticuario a unas cuadras de aquí, deberíamos ir luego de la premiación –dice Alejandra.
Regreso la mirada, pues hay alguien detrás de mí, Thais.
–¿Listos para la premiación? –pregunta con la misma sonrisa burlona de siempre.
–Sí –contesto mientras la observo fijamente por un instante.
Ella traga saliva y regresa hacia su mesa.
Thais.... Si, la hermana de Manú, creo que aún no lo he explicado. Conocí a Manú por ella, éramos mejores amigas. Cuando estaba en primeros grados de colegio no era del todo... amigable o agradable a los ojos de los demás niños, pero Thais me veía diferente, decía que era única igual que ella, era la única persona que tenía en el mundo. Cuando su padre, Germine se iba a trabajar, salíamos juntas a jugar a La Plaza del Obelisco, en esas épocas en que aún no me incomodaba la presencia de los miembros de la Gendarmería junto a mí. Hacíamos tarea juntas, me llevaba los dulces que mamá no me permitía comer, explorábamos juntas las criptas del Palacio Cardinal, éramos como hermanas inseparables. Eran tiempos buenos, definitivamente, pero se fueron; en situaciones así comprendes que debes valorar tu presente, que nunca sabes cuánto las cosas pueden cambiar, cuando será la última vez que rías con alguien... ¿Qué sucedió? En octavo curso nos transfirieron al Colegio de la Estrella y compartimos salón con Manú y una chica nueva, Alejandra. Ella es una increíble persona, sumamente inteligente y divertida, Thais se puso celosa en cuando la chica nueva "arrebató a su mejor amiga y a su hermano", desde ese momento es casi como si nos odiara.
Thais y yo somos (según el maestro Jacob) somos sus más brillantes y prometedoras alumnas. Hoy, se elegirá al Cuadro de Alumnos del Obelisco, a los cuales se les da... ciertos beneficios como ya mencioné antes. En ese momento, mi mirada permaneció inmóvil y perdida hacia la pizarra, recordando aquellos viejos tiempos.
–Nos veremos aquí por la tarde, ¿de acuerdo? –dice Alejandra, la cual nota que no le estoy prestando atención–. ¡Eliza!
–De acuerdo –salgo de aquel momento de nostalgia y continúo tomando apuntes.
Al instante, la sirena del colegio suena y por el altavoz se escucha al Rector Fitzsenger: "Todos los estudiantes bajen ordenadamente hacia el auditorio principal".
–Bien, ya lo escucharon –dice el maestro Jacob.
Tomo mis cosas y bajo junto a Alejandra y Manú.
–Tranquila –dice Alejandra mientras me pone la mano sobre el hombro–. Tú puedes ganarle. ¿Irás a la fiesta de esta noche verdad?
–Si pierdo, creo que la fiesta será mi premio de consuelo –digo y hecho una risa torpe.
Ya en el auditorio Manú y Alejandra están teniendo un intenso debate sobre a cual festival de música iremos este fin de semana: al de Rock o Electrónica. ¡Lo sé, lo sé! Es una complicada decisión, cuando Alejandra esta por ganar, noto que he olvidado la carta en el laboratorio. Regreso a buscarla. Las escaleras y los pasillos están desiertos. Antes de entrar, observo al maestro Jacob en su escritorio, tiene mi carta en la mano, la lee, se quita los lentes y al parecer por un momento queda pasmado. Levanta su teléfono y llama a alguien. Luego de colgar se pone de pie y la guarda en el cajón de su escritorio, se dirige hacia la puerta, me escondo en un pasillo aledaño, esperando que no me vea.
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Odisea de Invierno
AvontuurLa Ciudad del Obelisco, única en su clase, fundada hace mas de doscientos inviernos. Hace treinta años un hombre un tanto loco muriò en los Archivos de la ciudad. ¿Sus últimas palabras? "En treinta inviernos". Transcurrido aquel tiempo, después de u...