Un Invierno con brisa nueva

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–ACTUALIDAD. Treinta años después de la muerte de Jean Malor–

–Eliza– (cambio de narrador)

  En mis aposentos, en el Ala Oeste del Palacio Cardinal, Lutcille me entrega un bello vestido naranja bastante simple. Aquí, en la Ciudad, nos encanta celebrar el Año Nuevo, con ella recordamos las creencias de nuestros antepasados.

  Me lo pongo y me dirijo por uno de los pasillos hacia el Ala Norte del Palacio, allí se halla el área de la alcaldía. Subo las escaleras de mármol a toda prisa, esperando no caerme con los tacos que me quedan un poco grandes, me pregunto por qué aún no ha llegado Manú y su familia, la gente comienza a llenar la Plaza del Obelisco, centro de nuestra ciudad y viva memoria del pasado y presente.

  Observo que al otro lado del pasillo hay un corredor largo, hay varias personas escoltadas que entran por una puerta de vidrio antibalas. Allí se encuentra la entrada a la mayor colección de conocimiento existente hasta la fecha, los Archivos Históricos de la Ciudad; en el colegio, dijeron que quien entre al Cuadro de Alumnos del Obelisco podrá entrar a los archivos.

  Continúo caminando hacia el salón de mi madre, allí en el balcón, dará una corta pero emotiva bienvenida a todos los más de cinco millones de habitantes de la Ciudad.

  Me detengo en la puerta, está entreabierta, adentro no hay mucha gente como es de costumbre, el Comandante Vinn no está junto a mi madre como es usual, tampoco están los miembros del Consejo de la Ciudad.

  –Lo sabe, Alcaldesa Malor, todo el Consejo lo sabe.

  –No creo en las supersticiones, Akena –contesta mi madre.

  Continúo escuchando.

  –¿Qué esperas que hagamos? –pregunta mi madre exaltada–. ¿Sacar a la gente de la Ciudad?

  –¡No lo sé! –exclama Akena–. Los Archivos...

  El Comandante Vinn sube las escaleras y me observa escuchando la conversación de mi madre con la Concejal Akena. Me alejo de la puerta, él me observa y entra al salón, yo entro junto a él. Saludo a mi madre.

  –El Consejo de la Ciudad se ha reunido a puerta cerrada en el Salón de Ministros –dice el Comandante–. Su hermano convocó la reunión.

  –Pues bien, comenzaremos sin ellos –dice mientras observa a la gente por el vidrio de la puerta del balcón–, comenzaremos sin ellos.

  Manú, Thais y su papá aún no han llegado, ¿qué habrá ocurrido con ellos?

  –Feliz año, Alcaldesa –dice la Consejal Akena mientras sale del salón.

  Como es de costumbre, dos miembros de la Gendarmería del Palacio entran al salón.

  –Bien, abrid el balcón –dice mi madre a los gendarmes.

  Las puertas del balcón se abren, mi madre pasa su mano por su largo cabello negro y se acerca hacia el balcón. Alza las manos en señal de saludo a todos, la gente comienza a aplaudirle. Da su típico discurso de año nuevo y entra de nuevo a la habitación antes de que las puertas del balcón se cierren de nuevo, se escucha como los voladores al igual que los corchos de licor saltan hacia el cielo celebrando el año nuevo.

  El año nuevo ha llegado, mi madre suele estar feliz siempre en estas fechas, pero esta vez, noto un rostro de preocupación al igual que en todos en el Palacio Cardinal. El reloj de péndulo continúa marcando la hora, Manú aún no ha llegado.

Odisea de InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora