-Pasado, Cameron-

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Cameron estaba con sus amigos riendo  pareciendo alegre, ajena a su hermana escondida en las sombras. Cameron estaba ahí, con sus amigos sin tomarle importancia a los problemas de su casa. La típica chica desobediente y rebelde. Desde que su papá se fue y no regresó la actitud de las niñas había cambiado, y era sorprendente el cambio de Cameron. Ya que sólo era una niña de diez años.

Thomas, el amigo de Cameron (Un pequeño niño problema), le extendió el cigarro con una sonrisa de ángel caído. Ella lo miró y no lo pensó dos veces. Lo puso en su boca e inhalo el humo. Tosió por unos minutos, pero al final se acostumbró. Y aunque no le gustará el olor y mucho menos el sabor, lo hacía por la aceptación de sus amigos.

-¿Esta bueno verdad?. -Habló Thomas alzando sus cejas.

La niña asintió e ignoro a su madre que gritaba alcoholizada desde el marco de la puerta de su casa. En lo más profundo de su corazón le daba pena el estado de ebriedad de su madre, pero ignoraba ese sentimiento y le tomaba poca atención a la autoridad de su hermana gemela y a la falsa autoridad de su madre.

Cameron, Dylan!, ¡Entren a la casa, ahora!. -Los gritos de Marga eran eufóricos.

Los gritos de su madre se escuchaban por toda la cuadra, llamando la atención de cualquier persona que los halla escuchado. Dylan entró corriendo tratando de dar el ejemplo a su hermana, pero al no hacerlo Marga bajó los escalones a tropezones y arrastro los pies hasta llegar al lado de su hija rebelde. Se acercó hasta el diminuto rostro de Cameron y ella olió el mal aliento de su madre.

-Tienes tres segundos para entrar, Cameron. -Lo dijo lento, calmado. Pero obviamente lo fingía.

Como Marga vio que Cameron no se movía, alzó su mano y dejó tres dedos a la vista.

-Uno... Dos... -Bajó un dedo por cada conteo.

Su hija no se movió ni hizo el intento de hacerlo. Thomas y sus demás amigos habían salido corriendo en cuanto la madre de las gemelas había estado un metro de distancia. Ellos estaban detrás de un árbol observando la pelea de madre e hija de los Dixon.

-Tú lo pediste pequeña ingrata.

La mano de Marga chocó contra la mejilla de Cameron, dejandola inconsciente en el pavimento lleno de tierra y piedras. Marga caminó arrastrando los pies de regreso a su casa, cerró la puerta azotandola haciendo que las ventanas vibrarán. 

Dylan se asomó por la ventana de su cuarto y vio a su hermana tirada en el suelo. Ella salió por la ventana y llegó hasta Cameron. La niña lloraba en el suelo, pero no se movería, su madre no la dejaría entrar a casa, por lo menos hasta que no encuentre otra botella de Vodka con la cual emborracharse hasta perder la consciencia.

-¿Por qué lo haces, Cameron?, sabes que mamá no ésta en sí cuando está borracha.

-Ósea, ¿Todo el tiempo?. -Preguntó incrédula limpiándose las lágrimas.

Su madre se envició con el alcohol, empezó a trabajar por las mañanas y emborracharse por las noches, se había hecho una rutina diaria.

-Tienes que comprenderla... Ella ésta mal desde que Papá se fue.

A las niñas les dolía hablar sobre el tema de sus padres, pero era de lo único que hablaban.

-¡Eso fue hace años Dylan!, tiene que superarlo, como lo hicimos nosotras. -Bufo con las cejas juntas formando una linea recta.

-Pero es difícil para ella, Cameron. Era el amor de su vida.

Dylan siempre le dijo a su hermana que sus padres siempre se amaron. Ella siempre le decía lo contrario de lo que había escuchado el ultimo día que había visto a su padre, dejandola ajena a lo que realmente había pasado.

Problem. [Carl Grimes].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora