Parte 4.

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Despertó con el sonido de la puerta abrirse lentamente, no sabía por cuánto tiempo había dormido, pero parecía que bastante, afuera se notaba oscuro y su espalda dolía. Se enderezó lentamente y observó en silencio cómo Sehun dejaba una bandeja con la cena sobre su mesa de noche y volvía a sentarse en la cama.

-Traje la cena para los dos, quizá si comes un poco te sentirás mejor y podríamos hablar de verdad esta vez.-

-Yo... no puedo levantarme, me tiemblan un poco las piernas.- susurró con vergüenza, tenía hambre, frío y todavía no se despertaba completamente, razones había para sentirse de esa manera. El pelinegro se acercó rápidamente y lo levantó con sus brazos, lo llevó a la cama y lo cubrió con las mantas, después le colocó la bandeja en el regazo y le instó a comer mientras él hacía lo propio. Estuvieron en un silencio incómodo durante un tiempo, Luhan había devorado el tazón de fruta y avena que el mayor le había traído y ahora lo observaba masticar el trozo de filete que había metido en su boca hacía un segundo.

-¿Por qué?- preguntó finalmente. Sehun se asombró de escucharlo hablar, pero no lo demostró, tragó lentamente y se giró a verlo.

-Ya te lo dije, porque te amo, y porque quería tenerte para mí.-

-Podrías haberme dicho, Sehun, ¿qué necesidad tenías de drogarme, secuestrarme y estar reteniéndome en contra de mi voluntad?-

-Responde a esto, Luhan, ¿hubieras huido conmigo si te decía la verdad esa noche, antes de tu cumpleaños?- el menor calló. Tenía razón, no hubieran cambiado las cosas, podrían haber sido peor incluso.

-No, creo que de haberlo hecho, hubiera llamado a la policía o algo similar.- admitió.

-Precisamente por eso fue que lo hice de esta manera, amor. Para poder hablar contigo tranquilamente cuando estuviéramos seguros.- intentó acariciarle la mejilla, como lo había hecho miles de veces antes, pero el menor se alejó, tenso y nervioso.

-No me toques, ni me llames por apelativos de pareja, Sehun. Te recuerdo que tú sigues siendo mi padre, adoptivo o no, y yo sigo siendo tu hijo ¡y un menor de edad! ¡Podrías ir a la cárcel si alguien se entera!- Sehun se alejó y el castaño pudo ver esa mirada: la determinación flameaba en sus ojos.

-Nadie nos va a encontrar, Luhan. Tenlo por seguro; he trabajado en esto por más de dos años y ahora no se me escapa ningún detalle. Tu madre pensará que te llevé de vacaciones a un lugar paradisiaco y cuando vea el accidente de la avioneta en la que íbamos, hará nuestro funeral, nos llorará por unos meses y seguirá con su vida. Tengo la casa completamente vigilada y si intentas escapar no llegarías más allá de la orilla de la playa, estamos en medio de la nada y sólo yo sé nuestra posición exacta. Yo nunca apuesto sin antes saber con certeza mi victoria, Luhan. Estaremos bien.-

Luhan sintió náuseas, el hombre frente a él no era el Sehun que él conocía y quería, este era un hombre frío, ambicioso y calculador que sólo aparecía a la hora de hacer negocios, y no siempre legales. Él sabía que Sehun era inversionista, y que ganaba muy bien en su trabajo, pero fue cuando cumplió 12 años que descubrió el «otro trabajo» del mayor: Sehun manejaba una discreta mafia encargada de pasar mercancía ilegal entre algunos países, nada que generara inconvenientes en su diario vivir, pero que lucraba bastante bien, incluso más de lo que ganaba trabajando con las empresas que tenía.

Todo cobró sentido para Luhan al recordar esto, y supo que lo dicho previamente por el pelinegro era verdad: su madre nunca los encontraría. Sintió que volvería a llorar, por lo que abrazó sus rodillas y le gritó:

-¡VETE! ¡VETE Y NO REGRESES, NO VUELVAS A ENTRAR AQUÍ JAMÁS! ¡TE ODIO, OH SEHUN!- su voz se quebró y escondió la cabeza entre las rodillas. Sintió los dedos del mayor enredarse en su cabello y de un tirón lo hizo mirarlo a los ojos.

-¡Escúchame, niñato! He intentado ser amable y paciente contigo, pero algo que no tolero es la grosería, así que aprende a comportarte o las cosas no serán fáciles para ti en este lugar, ¿entendido?- espetó tirando más fuerte de su cabello; el menor había comenzado a llorar, sólo atinó a asentir con la cabeza entre sollozos.- ¡TE PREGUNTÉ ALGO, LUHAN, RESPONDE!-

-¡SÍ, SÍ ENTENDÍ! ¡POR FAVOR, SUÉLTAME!- gritó con toda la capacidad de sus pulmones- Suéltame, por favor. Me estás lastimando.- gimió. Sehun lo soltó y su cabeza rebotó contra el cabezal de la cama, causando que sus sollozos se hicieran más fuertes.

Después de esa noche, se estableció entre ellos una rutina; Luhan despertaba a las 6:00 AM, abría las cortinas, entraba a la ducha (siempre bloqueando la puerta del baño) y cuando salía la bandeja con su desayuno ya estaba sobre la mesa de noche. Pasaba el día entero leyendo, dibujando, durmiendo y, algunas veces, creando planes para poder escapar. Este último se le dificultaba un poco porque no conocía la casa en absoluto, no había salido desde que llegó y su ventana sólo le daba vista de las rejas que la bloqueaban y de una cámara en la cornisa de la misma. El almuerzo se lo traía una mucama bastante anciana, al parecer muda, pero de sonrisa amable, a Luhan le agradaba ella. Finalmente, en la noche, alrededor de las 10:00 PM, Sehun abría la puerta de la habitación con la cena en las manos y se sentaba a comer junto a él, nunca le hablaba, ni lo miraba; sólo se dedicaba a picotear su plato y a mantenerse lo más alejado posible.

Una mañana, Luhan despertó más tarde de lo habitual, la noche anterior se había desvelado mientras leía y vino a quedarse dormido sobre las cuatro de la mañana. Estaba por salir de la cama cuando escuchó el sonido de la puerta desbloquearse y luego pasos pesados que se dirigían a él, cerró los ojos de inmediato e intentó acompasar su respiración. Sabía que era Sehun, olió su colonia desde antes de sentirlo entrar.

Sintió cómo el mayor colocaba la bandeja donde siempre y también cómo se sentaba al borde de la cama, muy cerca de él; trató no sobresaltarse cuando su respiración le hizo estremecer por la cercanía, el beso en la frente lo dejó fuera de base, y el que le dio detrás de la oreja hizo que le dieran ganas de gritar, pero no quiso alejarse, ni sintió repugnancia. En cambio, un calor agradable lo invadió y el pánico lo inundó al darse cuenta de su reacción. Estaba por girarse cuando escuchó la voz justo encima del oído.

-Sé que estas despierto, amor. Pero gracias por darme el regalo de poder besarte.- luego de un último beso en el cuello, el cual le agradó más de lo que estaba dispuesto a aceptar, Sehun abandonó la habitación a paso lento.

Luhan se quedó en la misma posición unos minutos más, intentando analizar lo que acababa de suceder y el por qué su cuerpo reaccionó de esa manera cuando se suponía que él odia al pelinegro; decidido a culpar a sus hormonas por lo sucedido, desayunó todavía en pijama y dentro de la cama, hacía mucho tiempo en que no disfrutaba de algo así y quiso hacerlo durar por siempre, se sentía relajado, sin preocupaciones, su mente estaba vacía y todo eso lo logró porque estaba en una situación que le recordaba a su pasado, cuando vivían los tres juntos. Cuando Sehun todavía era visto como un padre y no como un pedófilo secuestrador.

Ese día Luhan se dedicó a dormir, no salió de la cama bajo ninguna circunstancia hasta la noche, cuando decidió ducharse antes de ir a la cama otra vez. Supuso que disponía de tiempo suficiente, así que encendió su reproductor de música, que había descubierto hace unos días mientras esculcaba el armario, y le subió el volumen desde la mesa de noche, dejó la puerta del baño abierta y entró a la ducha; había sido el día perfecto, se sentía descansado y a gusto por primera vez desde que estaba encerrado en ese lugar.

Cuando salió, se secó y se envolvió la toalla alrededor de la cintura y se dirigió a su armario para ponerse ropa interior limpia y una camiseta, que era su forma de vestir cuando dormía. Salía a dejar la toalla de regreso en el baño cuando Sehun entró con la cena, y en ese momento, todo se detuvo para ambos.

Just Be Mine [HunHan] [EXO FanFic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora