Capítulo 16

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Lo prometido es deuda, y les dije que no las dejaría a medias con esta historia.

Además aquí comienza la parte que me gusta...

Les agradezco muchísimo el cariño y el apoyo, siempre me gusta saber de ustedes.

Abrazos.

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Capítulo 16

Bella POV

-Me duele todo! – Me quejé al despertar de mi corta siesta y tratar de estirarme.

-No será para tanto – Dijo James rodándome y poniéndose de pie, y de paso dándome una sonora palmada en el trasero, que me hizo chillar.

-Si lo es! – Exclamé sobándome – Eres un bruto, voy a llegar a la feria caminando con piernas de alicate!

-Bien! – Sonrió satisfecho – Que a nadie le quede duda de que mi mujer está siendo bien cogida.

-Que vulgar – Dije haciendo un mohín travieso – Qué hora es?

-Las 4:15 pm – Respondió.

-Uy, estamos atrasados! – Dije saltando de la cama.

-No creo que nos dejen afuera por llegar unos minutos tarde, es una feria, no hay ni siquiera una puerta que nos puedan cerrar en la cara – Respondió él, tranquilo, observándome mientras yo corría como un pollo sin cabeza recogiendo lo necesario.

-Pero no me quiero perder los concursos! – Grité desde la ducha – Nunca he visto una escultura de mantequilla.

Al pasar frente al espejo constaté que gran parte de mi cuerpo estaba cubierto por moretones, en especial mi torso y caderas. Aunque ninguno era serio, ya que se notaban simplemente porque soy muy pálida. Habría que tener cuidado de no exhibirlos, o la gente imaginaría lo peor.

Lavé mi cabello y al salir lo sequé con la toalla y lo ordené con una media trenza que conservaba el largo, tal como le gustaba a James, que puso el grito en el cielo ante mi propuesta de cortarlo como las demás chicas de la época. No, a él le gustaba empuñar mi cabellera al besarme, como asiéndome a él, y yo adoraba ese primitivo gesto de posesión.

Sí James, tuya... Siempre tuya.

Mientras yo me arreglaba, James salió sin decirme dónde. Sólo sé que fue a pie, ya que las llaves de Blondie quedaron sobre el velador.

Como sabía que pasaríamos el día en una feria rural, opté por la comodidad por sobre la elegancia, usando zapatos bajos, pantalones capri y una blusa a cuadros amarrada a la cintura.

Finalmente me puse loción y me vestí, extrañada de que James no llegara todavía, y cuando estuve lista, me senté en la cama a esperar.

Afortunadamente no esperé demasiado, de pronto la puerta se abrió de golpe y entró James prácticamente jadeando y cargando varios bultos que no alcancé a distinguir.

-Schatz! – Reclamé cruzando los brazos – Pensé que me habías abandonado!

-Nunca! – Exclamó literalmente lanzándose sobre mí, pero sin aplastarme, porque me encerró en la jaula de su abrazo.

-Me arrugas! Me arrugas! – Reclamé pataleando y tratando de alisar mi blusa.

-No pensé que fueras una de esas chicas a las que les importa – Dijo frunciendo el ceño.

El Tiempo En Una BotellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora