Como te encontré...

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Que tan idiota puede ser una persona que lo tiene todo y lo deja ir por orgullo? Yo diría que tiene que rayar en la imbecilidad total el nivel de orgullo y narcisismo de esa persona.

Soy Camus Akueriasu y estoy en condiciones de decir que yo soy el ejemplo perfecto de dicha persona.

Voy a contarles mi historia...

Trabajo en el negocio de los bienes raíces. Me va muy bien, ya que tengo varios edificios en mi poder, que pongo en alquiler o en venta y me da muy buen rédito económico.

Tenía una hermosa esposa, Alizze, con la que estuve "felizmente" casado 8 años.

Mi vida parecía perfecta y en un equilibrio inquebrantable.

O al menos eso era lo que pensaba.

Fue hace 11 años, un día martes, aun lo recuerdo bien. Estaba en mi oficina, revisando papeles de arrendamientos y demás cosas, eran cerca de las 22:30 pm y estaba agotado, tenía algo de sueño y me dolía la cabeza. Me decidí a dejar todo ese agotador papeleo para la mañana siguiente... o algún otra mañana.

Estaba saliendo de mi oficina cuando vi que un muchacho se acercaba hacia mi a paso lento pero decidido.

Me quede hipnotizado al verlo. Era un hermoso muchacho alto, de rubias y largas hebras, unos hermosos ojos azules y de hermoso porte.

-Hola.- Me dijo tranquilo y sonriente. Su voz era una melodía.

Un escalofrió me recorrió la espalda al escucharlo.

-Ho... hola.- Le respondí algo dudoso.

-Tu eres Camus Akueriasu?- Me pregunto sin borrar esa hermosa sonrisa de su rostro.

-Así es, y tú quién eres?- Ahora fui yo quien le pregunto su nombre, pero con indiferencia y frialdad marcada en mi voz.

-Oh lo siento. Soy Milo Sukōpion. Gusto en conocerte.

Me extendió su mano para saludarme. Dude solo un breve segundo pero finalmente termine tomando su mano.

Una descarga de energía recorrió mi cuerpo entero.

Desde ese breve momento, solo por ese simple y pequeño contacto, mi vida cambio para siempre.

-Disculpa por haberte abordado de esta forma pero me dijeron que podría hablar contigo acerca de un asunto.

-Depende que sea.- Le comente bajando la guardia pero no totalmente.

-Quiero mudarme y me dijeron que podría hablar contigo ya que tienes en venta algunos de los mejores departamentos en la ciudad.

Su sonrisa no se borró en ningún momento, es más, creo que se hizo más grande.

-Pues me encantaría ayudarte.- Saque del bolsillo interno de mi saco una tarjeta con mi teléfono y saque también un bolígrafo y anote mi número personal detrás de esta. -Pero ahora ya iba de salida, a mi hogar. Por favor llámame mañana al número de atrás. Arreglaremos una cita para mostrarte algunas de las locaciones que seguro serán de tu agrado.

Le extendí la tarjeta y él cortésmente la tomó.

-Espera mi llamado entonces.

-Lo haré. Buenas noches Señor Sukōpion.

-Por favor, llámame Milo.- Me tomo de la mano y la apretó suavemente. -Buenas noches Camus.

Acto seguido, se fue a paso elegante por donde vino, pero antes de dar vuelta a la esquina se giró y me guiño un ojo y me sonrió nuevamente.

No Volveré A PerderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora