Como te perdí...

1.2K 63 55
                                    

Paso 1 año desde que Milo y yo nos conocimos, lo que también significa que ha pasado 1 año desde que comenzamos nuestra relación.
De más esta decir que esta relación es un secreto, un amorío como comúnmente lo llaman. Realmente no me interesa la etiqueta que se le ponga, lo único que me interesa es mi lindo bichito.

Lastima que jamás se lo pude hacer saber en ese momento.

No voy a negar que cuando estaba a su lado, me sentía el hombre mas feliz del mundo, que poder sentirme dueño de sus besos, sus caricias, sus abrazos... Sentirme dueño de su amor me daba una felicidad inexplicable.
Cuando me hacía el amor, cuando nos volvíamos uno, era algo mágico, tanto así que no podría expresarlo con palabras.

Lo amaba mucho.
Lo amo demasiado.

No teníamos una vida monótona a decir verdad. Salíamos por las noches, a los ojos de mi esposa, era una salida con un cliente que se había transformado en un gran amigo y que por eso llegaría tarde a casa o incluso no llegaría ya que me quedaría a dormir en lo de Milo pues me quedaba cerca mi oficina, para irme a trabajar temprano en la mañana. Por un tiempo ella no llego a sospechar nada.

Esas noches salíamos a comer o a ver una película, luego llegábamos a su departamento, lo besaba y lo acariciaba con locura desmedida y él me hacía el amor toda la noche para finalmente dormir abrazados juntos o yo acurrucado en su pecho. Tal vez si era una rutina pero era algo que me llenaba de dicha.
Aún así, mientras más pasaba el tiempo, más me enamoraba de Milo y eso hacia que mi matrimonio se desgastara cada vez más.
Milo lo notaba pues más de una vez he terminado en su casa algo ofuscado después de haber tenido una discusión con Alizze.
Y ella me notaba diferente, ya que no la miraba como antes y me alejaba cada día más. ¿Pero que no es obvio? Ya no podía quererla, ni tocarla ni mirarla con cariño, si ya Milo se había robado todo eso de mi y me había hecho solo para él. Ahora él era mi amor.
No podía hacerle nada sin pensar en mi hermoso rubio.
Tenia que tomar una decisión, lo sabía demasiado bien y también Milo me lo recordaba cada que podía, se que no lo hacía para enojarme pero no puedo negar que en más de una ocasión me enfade con él por eso.
Siempre eran peleas sin levantar el tono, como por ejemplo "ya, lo haré pronto Milo" o "lo se, no me lo repitas tanto" pero no iba más allá. Luego de esas conversaciones, Milo solo me abrazaba y me decía que me entendía y que sabía que era muy complicado para mi. Era un amor completamente, sin dudas.

Por desgracia, yo arruine ese amor por orgulloso, por haberme encabronado por nada... Y por haber abierto la boca... Eso fue lo peor...

Fue la mañana que cumplimos nuestro primer aniversario juntos.
Ese día fui más temprano de lo normal al departamento de Milo. Apenas entre, lo encontré dormido como creí ya que eran las 6:30 de la mañana.
Aproveche y prepare el desayuno y decore con algunos moños más un arreglo de rosas que le había comprado, que estaba seguro que le encantaría.
A las 8 am, con mucho cuidado, entre a nuestra habitación y lo encontré despierto, aún estaba metido en la cama pero despierto. Se sorprendió al verme, sus ojos brillaron espléndidamente, como nunca antes.
Amaba cuando se veía así.

-Camus... No te esperaba si no hasta la noche.- Me dijo con alegría en su voz.

-No podía esperar hasta tan tarde para verte, mucho menos hoy.- Me acerque y le di un pequeño beso en su nariz, cosa que lo hizo reír levemente. -Feliz aniversario mi vida.

Le entregue mi pequeño obsequio de rosas y al tomarlas entre sus manos, su sonrisa se ensancho y se abalanzó hacía mi para darme un cálido abrazo.
De haber sabido que ese era el último abrazo que compartiríamos, lo hubiese disfrutado más... O no lo hubiese soltado nunca.

-Feliz aniversario mi cubito lindo.

Me tomo de la cintura y me sentó sobre él y nos quedamos mirándonos por un largo rato. Acariciaba con dulzura mi espalda y mis piernas y yo solo me limitaba a jugar con sus cabellos y a darle pequeños besos por toda su cara.
Todas esas caricias y besos nos llevaron a algo más claro.

No Volveré A PerderteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora