Capitulo XXIV

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Capitulo XXIV
HOGAR, NO TAN HOGAR



El avión aterrizó sin ningún problema, era un alivio ver el cielo estrellado de mi país y poder disfrutar del aire frío que había por el invierno, extrañaba tanto estar en esta caótica ciudad y todo de ella.

Al salir de aeropuerto tome un taxi, le di la dirección de mi destino esperando causar sorpresa y ayuda, eran las 3 Am, esperaba que me abriera la puerta porque no sabría qué hacer si sucedía lo contrario, no podía regresar a mi casa, no desde lo que sucedió la última vez.

No quería recuerdos de él, porque me dolía saber que para estos instantes estaría ardiendo Troya en Alemania, pensaría que no lo quería cuando en realidad lo hacía.

— Señorita hemos llegado — informó el señor flacucho del taxista, asentí en su dirección y recé para que todo me saliera bien. Baje del taxi y saque la maleta. Tendí un collar de oro en dirección al hombre, no tenía dinero y eso valía más que el viaje, pero no quería recién llegar y pedir dinero, además era una cadena que había comprado en un viaje a Italia, no tenía valor sentimental para mí —. Eso vale mucho, señorita. No puedo aceptarlo — denegó el hombre.

—En estos instantes no poseo dinero, recíbalo. Es muy noche para que aún ande trabajando. A usted le ha de servir mucho más que a mí. Tómelo por favor.

Le sonreí con amabilidad, el señor flacuchento vestía ropas simples y las ojeras que adornaban su rostro, denotaban a miles de kilómetros su cansancio. Tomó con manos temblorosas la cadena y me sonrió.

—Muchas gracias señorita, es usted un ángel. Que Diosito la bendiga.

— Gracias, pase feliz noche.

Me despedí alejándome del vehículo y me adentré al edifico de grandes ventanales, era muy lujoso todo el lugar. El portero al verme me sonrió.

— ¿A dónde va señorita? — pregunto observándome fijamente.

— A ver a mi novio, acabo de arribar de un viaje y quiero darle una sorpresa

Fingí felicidad completa, sentí que hasta me desmayaría por lo buena actriz que era.

— Necesito su identificación — me sonrió.

¡Carajo!

Le devolví la sonrisa y con seguridad saque la identificación falsa que Marbella me había entregado. Tenía que lucir muy tranquila y segura de sí misma, porque si no el hombre sospecharía y eso no era bueno.

—Pase feliz noche señorita, Alexa.

Me entrego mi identificación.

—Gracias, igual usted.

Le recibí el papel y me adentré al elevador, agradecía que hubiese llegado rápido. Marque el número de piso y cuando empezó avanzar pegue un suspiro, por fin las cosas estarían en orden. Regresaría a mi vida normal e intentaría hacer justicia por mis padres, cuidaría mis espaldas por que las palabras de Allen seguían en mi mente.

"Te mataran si regresas a ese país"

"No te vayas de mi lado, porque la tormenta que desatarás nadie la podrá detener"

Llegue a mí destino y salí del elevador, me quite la peluca que traía ya que los pasillos estarían desiertos y necesitaba que me reconociera. Busque el número de la puerta y al encontrarla toque el timbre, no hubo respuesta.

« ¡Abre por favor! ¡Abre! »

Volví a tocar repetidas veces hasta que escuche una maldición del otro lado ¡Por fin!

— ¡¿Pero quién demonios toca...?!

Dejo de refunfuñar al observarme. Palideció a los segundos.

—Hola, Dereck.

Le sonreí con alegría, su rostro tenía barba de varios días dándole un toque más formal del que antes tenía. Se miraba sexy. Solo vestía un pijama azul oscuro de ceda y una camisa blanca de algodón en V. Sus ojos aún me recorrían sin poder creer lo que observaban.

— ¿Aneile amor, eres tú?

Pregunto dudoso y retrocedió un paso, creo que estaba asustado. Imagine que al verme me abrazaría de inmediato, pero ahora dudaba que lo hiciera.

—Sí, soy yo...

Me observó de nuevo y luego sentí como mi cuerpo era estrujado entre sus brazos. Bueno por lo menos tardo unos segundos después de su mini shock.

—No puedo creer que estés aquí... — susurro con voz ahogada. Beso mi cabello repetidas veces y sonreí por su cariño, era tan distinto a Allen, ambos eran polos opuestos... pero solo uno tenía ya un lugar en mi corazón. Rompió el abrazo y luego me alejo unos centímetros para observarme mejor, le sonreí cuando nuestros ojos se toparon, me daba una alegría infinita que él estuviera bien. No se miraba como en las noticias, ya no tenía ese aspecto ¿Sera que ya se había hecho a la idea de perderme? ¿Tan rápido se dio por vencido? Se miraba relajado como si las ojeras que algún día vi nunca hubieran estado, todo esto era tan confuso, no era que esperase que estuviera un muerto viviente en su lugar, pero era extraña... su manera de recomponerse con tanta rapidez ante una perdida era extraña —. Esta hermosa — sonrió, me abrió paso para que entrara a su apartamento y así lo hice arrastrando la maleta — ¿Cómo es que estas aquí? ¿Qué paso con tu secuestro, tu desaparición? — indago con mucha intriga en su mirada.

Palidecí al escucharlo, me senté en un sillón de cuero negro que tenía en su sala de estar y observe un punto fijo ¡Mierda no había pensado en ese detalle! No tenía golpes o marcas que dieran la idea que fui maltratada, solo las que Allen me había hecho en el abdomen. Pero aparte de eso, no tenía más, parecía como si me hubiera tomado unas vacaciones porque estaba hasta más relajada. ¡Tenía que inventar una historia! La policía también querría escuchar mi versión, no podía aparecer ante ellos así como así... ¡Maldita sea! Esto me sucedía por tomar las cosas a la carrera y no pensar en algo, tenía que hacerla ahora de actriz.

—Es...escape. — susurre con temor y entrelace mis manos por los nervios. « Vamos Aneile tienes que hacer que te crea, tienes que vender unas acción importantes y convencer al comprador » — Una señora me ayudo, no sé dónde me tenían — baje la mirada a mi regazo y pegue un suspiro cansado. «Vamos bien, vamos bien, prosigue» — Todo estaba oscuro, estaba sobre un colchón... mis pies estaban encadenados — un poco de lágrimas y pan comido, en mi mente pasaron momentos tristes de películas y la vista se me nublo ¡BINGO! — Yo... solo recuerdo que un día amanecí sin las cadenas y recuerdo haber buscado una salida, la puerta estaba abierta...— derrame varias lagrimas ¡Merezco un Oscar, carajo! — Yo escapé... — y desate en llanto.

Esas lágrimas si eran reales, eran de cólera y tristeza por todo lo que me había sucedido.

—Tranquila amor — susurro sentándose a mi lado y me abrazo por los hombros — no te atormentes más, siento hacerte recordar esos momentos — « Si tan solo supieras la verdad Dereck, no estarías aquí dándome apoyo ni cariño» —, lo importante es que ya estás aquí, a mi lado, al lado de la persona que te protegerá contra mil tormentas, te extrañe mi amor, no sabes cuánto...

— Yo también te extrañe — lo abrace.

Él me sentó en su regazo. De verdad lo había extrañado en un principio y luego lo hice como si fuera un amigo, porque algún sentimiento de pareja había desparecido desde el momento en que empecé a ver a Allen de otra forma, desde que lo conocí. Lo observé a los ojos y sonreí con alegría.

— Por fin serás mi esposa, por fin serás mía — susurró antes de estampar sus labios con los míos.

«Si tan sólo supieras que ya soy de otro»

Idiota asesino |EditandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora