Capítulo 19

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Lo miraba y lo miraba.


Hasta le preguntaba en voz alta al banco que significaba eso.

Era un dibujo de Nadia, no tenia dudas, pero no le encontraba sentido.

Encontré un poco de calma al saber que Nadia había recibido mi capitulo 4. El saber que había decidido en una forma casi desesperada continuar con su libro era un aire tranquilizante para mí.

Entonces decidí esperar a que vuelva otra vez. Mi ego hacia que no pueda ni tener en cuenta la posibilidad de ir yo hasta Ramos Mejia y esperarla en la puerta de su departamento hasta verla.

Si ella había ido una vez, al menos, volvería.

Retome mis malabares en mi lugar, mi plaza.

Pero Nadia no volvía.

Simplemente no volvía.

Pasaban los días como si nada. Las noches pasaban más rápidamente ya que por las noches sabia que tendría menos chances de volver a verla.

Pero Nadia no volvía.

Ni de noche, ni de día.

Me atormentaba el dibujo. No saber que era.

Seria, razone, casi seguramente un símbolo trotskista o solo revolucionario.

Recorrí fábricas hasta conseguir una "Avanzada socialista", el periódico del PST.

Si era un símbolo, ahí lo encontraría.

Pero no.

Lo ojee tantas veces que se me ocurrió leerlo.

Ahora además del dibujo me atormentaban frases de Nadia. Cosas que decía así al pasar, que no le hubiese prestado atención si no sentiría su ausencia.

Me recorría un escalofrió cuando recordaba su sutil definición de la palabra desistir.

"Ser parte de una lucha que solo fortalece al enemigo..."

Leyendo el periódico sentía a Nadia mas cerca. Como si al leerlo en vez de imaginar mi voz, fuese la de ella.

Por ningún lado estaban los tres círculos formando un triangulo. Pero había algo de Nadia.

Y por alguna indescifrable razón eso hacia que la extrañe menos.

Mientras tanto en la Argentina ya estaba por empezar el año 76 y sabia que la época difícil para luchar ya había empezado.

Como en los diccionarios, había empezado no solo con la letra "A", sino con tres juntas.

La izquierda mostraba el por qué de sus divisiones. El propio gobierno de Perón, bajo el mando de su esposa y López Rega, el Partido Comunista Revolucionario e incluso el Partido Comunista, sacaban a la luz el por que de la necesidad de la existencia del Partido Socialista de los Trabajadores.

Y Nadia tenía razón una vez más.

Me resulta curioso saber, ahora, que esa época donde se quiso instaurar el miedo como forma de prevenir la lucha, era justamente la época donde yo empezaría a hacer todo lo contrario.

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