10.-La casa roja

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La pequeña casa roja resalta de entre los árboles. Esta casa también la he buscado escondidas entre los árboles. Me gusta la soledad, y el bosque también, ¿por qué no buscar una nueva vida en esta casa?
Entró en la casa con tres maletas. Dave, el dueño de la casa abre y me deja pasar hasta el corredor, donde suelto las maletas en el suelo.
Me enseña toda la casa. Una gran cocina, unida al comedor. Mucho más cómodo. Un gran cuarto de baño, con una bañera mediana a un lado. También es bonito, y el color caqui me gusta.
Hay dos habitaciones, una pequeña, como para la de un niño, y otra de matrimonia, para una pareja. Aprieto los puños y sonrío a Dave.
-Es muy bonita. En las fotos parecía más pequeña -dije con media sonrisa.
-Todavía no ha visto mi parte favorita de la casa. Sígame por favor.
Me guía por el pasillo hasta una pequeña habitación. El lavadero. Está la lavadora y la secadora, y en la misma habitación hay otra puerta. El propietario la abre y un gran jardín se muestra ante mi. El césped está bien cuidado, hay una mesa con dos sillas y una sombrilla. Un columpio y varias flores a la izquierda. Está casa sería perfecta. Solo falla algo, pero el fallo está en mi. Sobra espacio en esa casa, faltan Margaret y Liam.
Dave me invita a pasar al exterior. Me ofrece sentarnos en la mesita para hablar, y yo acepto.
Después de llevar un rato hablando sobre la forma de pago, si necesito personal para llevar la casa, cuánto tiempo voy a estar, etc. Nos llama la atención unos ruidos en los arbustos cercanos. Dave y yo nos quedamos completamente en silencio e intentamos descubrir que o quien hay tras los árboles, en el bosque.
Pensad que el jardín de la casa delimita con los troncos de los árboles. No hay ningún tipo de valla que me separe de él. Eso por una parte me gusta, pero por otra me asusta, cualquier día podría encontrar un oso en el jardín. Pero no tendré que temer porque Liam se acerque. El ya no está. Ni me asustaré con los gritos de Margaret al verlo. Ella tampoco está.
Tras varios movimientos que a mí me parecen bruscos, alguien grita.
-¡Mierda!
Un chico, de unos dieciséis años sale dando saltitos del bosque, hasta meterse en el jardín de Dave.
El adolescente cae al suelo, sin darse cuenta de nuestra presencia. Se mira el pie. Parece que se ha hecho daño. Suelta unos gruñidos, y Dave habla.
-Perdona joven, estás en una propiedad privada.
El niño se gira bruscamente. Después se levanta rápidamente y sale corriendo de nuevo hacia el bosque. Va cojeando y hay un pequeño charco de sangre en el césped. Parece que no es muy grave.
-Lo siento mucho John. Quería poner algún tipo de valla o red que me separará de el bosque, pero al final compre la casa en Nelfild y deje está así ...
-Tranquilo. Me gusta así, puedo ver mejor el bosque. Y por lo del chico, no creo que vuelva, parecía asustado.

Niebla en las montañas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora