Niebla en las montañas

14.- Imaginación

Mi búsqueda fallida me dejo hecho polvo. Llegue a la puerta trasera de casa y me quite los zapatos llenos de barro. Los deje en el lavadero y me dirigí a la ducha.
El agua caliente cae sobre mi cabeza, espero que ayude a relajarme. Después de vestirme decido llamar a la policía para que inspeccionen la casa, pero después de salir del baño, veo que todas la huellas que anteriormente había visto han desaparecido. ¿Cómo es posible?
Me quedo allí, parado, sin saber que hacer. Empiezo a reír compulsivamente y después me arrodillo en el suelo y comienzo a llorar. No sé que me pasa pero creo que me estoy volviendo loco. Esto no es normal. ¡No lo es!

* * *

Lo observo y me quedo sin palabras. El papel que le robe a la mujer de la cafetería me hiela la sangre. No sé cómo sentirme. Lo vuelvo a arrugar, formando una bola. Me quedo en silencio, escuchando a los grillos en el exterior. El viento hace que las finas ventanas del lavadero vibren, y algunas ramitas golpean un almacén que hay en el jardín.
El silencio es hermoso hasta que se interrumpe.
Alguien llama al timbre. Espero un segundo, son las once y media de la noche, ¿quién podría ser a estas horas?
Debería abrir. Sea quien sea sabe que estoy despierto, puesto que habrá visto luces. Pero lo raro es que para estar tan alejado del pueblo, no he escuchado ningún automóvil. Me levanto. Sostengo la bola de papel en mi mano y me acerco a la puerta. Antes de abrir me acerco a la mirilla.