No quiero escucharlo

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Las cosas parecen que están mejorando. Más detalles, más amor, más de todo. El viaje en tren a donde está ella se me está haciendo tan familiar que parece que ya es algo necesario y casi extraño cuando no lo hago al menos una vez al día. No me malinterpretéis. No siempre tengo que ir yo allá, pero así lo prefiero. Es como otro mundo. Un sueño. Mi secreto bien guardado.

Todavía recuerdo como ayer me dejó en casa y no era lo mismo. La realidad intentaba meterse en el coche, pero ella no lo dejaba. Cuando estoy con ella solo existe y solo existirá ella. O al menos quiero creer eso. En cuanto cierro la puerta del coche, o cuando subo al tren para irme a casa, de repente la realidad me invade y todo vuelve a ser como era. Como si justamente fuera eso. Un sueño. También me invaden las dudas, los miedos y la inseguridad. Ese dolor insoportable que me hizo sentir hace ya algunos meses. Cuando la descubrí...

Mejor no lo pienses. Eso fue en el pasado. No volvió a ocurrir y nunca lo hará.

"Próxima parada..."

Estoy llegando a junto mi sueño. Por fin!

Cierro el libro que supuestamente estaba leyendo y cogí mis cosas. Aún no terminé de recogerlo todo cuando ya estaba sonando el sonido irritante, pero bienvenido de las puertas al abrir. Ese sonido significaba que estaba más cerca de mi amor. Lo malo es que dura tan poco que ya deberías de estar en las puertas para poder salir, porque no es la primera vez que me quedo en el tren por tardar demasiado. Esto ocurre sobre todo en invierno, cuando tienes tanta ropa y cosas encima que tardas una eternidad en recogerlo todo.

Y hablando de ello, Hoy también es de esos días. Al coger el bolso, tuve la mala suerte de que un asa se rompió y todas mis cosas cayeron al suelo. El pitido de las puertas terminó y maldije. Tendré que ir hasta la siguiente parada. Sigo recogiendo mis cosas con más tranquilidad cuando aparece una mano cogiendo mi cartera y me la ofrece. Levanto la vista para darle las gracias, pero mi voz desaparece. Era ella. La que me lo estropeó todo en su momento. La que ayudó a romperme el corazón. La que desde ese día, no consigo ver aparecer sin que vuelva a sentir ese dolor insoportable y lo peor de todo. La que vive en el mismo lugar al que me dirigía.

La persona con la que me engañó. Su compañera de piso...

La respiración se me queda atascada. No puedo respirar. Cierro los ojos y cuento hasta diez. Siempre que la veo, me apetece estamparle la cara contra cualquier superficie, ya sea el suelo, la pared, una mesa o hasta una ventana. No debo. Quiero, pero no debo. Esto es doloroso.

Cuando termino de contar, tomo una bocanada y abro los ojos.

En silencio seguimos recogiendo mis cosas y nos sentamos. No hablamos. Ni siquiera nos miramos.

Solo cinco minutos y ya puedo salir de esta pesadilla.

Le echo una ojeada y veo que está mirando por la ventana con cara de aburrida.

"Próxima parada..."

Por fin! Me levanto sin decir nada y me dirijo hacia las puertas con cuidado de que no se me caigan las cosas del bolso. Maldita asa! Porqué tenía que romper?

Suena mi móvil. Un mensaje. Cuando quiero cogerlo, algo detrás de mi me llama la atención. Ese pelo rubio tan largo me suena. Maldigo otra vez.

Está detrás de mi. Baja en la misma parada que yo. Me obligo a respirar tranquila y a relajarme.

Al instante suena el pitido de la puerta y cuando quiero dar un paso para salir ella me empuja y me adelanta con una sonrisa. La dejo irse. No quiero problemas. Mejor decir, sí que los quiero. No hay nada que me apetezca más que pegarle dos bofetadas, pero no debo.

Salgo y me dirijo hacia las escaleras para ir hacia la otra vía. Tengo que dar la vuelta.

Esto es una pesadilla. ella también está en la otra vía! Sigo caminando y me siento en un banco bien lejos de ella. Al cabo de un minuto se sienta a mi lado. Esta quiere guerra. La miro con intención de decirle algo, pero me callo.

Cojo el móvil para leer el mensaje que me enviaron hace un rato.

Era mi amor. Con una sonrisa le respondo.

-Esto no terminará nunca? - Ella había hablado. Me estaba mirando con arrogancia.

- Qué?

Ella no responde. Me la quedo mirando un rato más, pero al ver que no iba a seguir hablando sigo escribiendo, pero en cuanto le doy a enviar, habla de nuevo.

- No te hartas? No ves que sobras?

Esto ya era el colmo. Intento ser medianamente civilizada con ella, pero es que me pone muy difícil. No voy a contestar. Mejor que no porque a saber que suelta mi lengua con las ganas que le tengo. El tren está llegando guardo el móvil con tranquilidad y me pongo bien la bufanda y el gorro cuando vuelve a hablar justo cuando pasa el tren para abrir las puertas.

- Que tonta...

Me levanto como un resorte apretando los puños. La mato.

No! respira, date la vuelta, sube al tren y olvídate.

Cuando las puertas se cierran la escucho gritar. Que le den. No quiero escucharla, pero es imposible no hacerlo.

- Me has escuchado? Te he dicho...

No quiero escucharlo.

- Me la sigo tirando.

No puedo escucharlo.

- Es mía!

Las puertas se cierran y yo...

Pues yo me derrumbo.

La escuché.

Alto y claro.

IncompleteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora