Final

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No habían vuelto a hablar desde aquella conversación. Ya hacía... Una semana de aquello. Lo único bueno que se podía sacar de todo aquello era que los Nightmares no habían vuelto a molestar a Bonnie: estaba tan destrozado que ya no quedaba nada por desgarrar. Incluso, se podría decir que disfrutaban de esa situación. Bon por su parte, parecía un fantasma. Unas profundas ojeras surcaban sus ojos, por lo poco que dormía por las noches. Miraba vídeos sin sentido o leía cualquier historia que encontraba por ahí.

Sus respectivos amigos se sentían fatal por lo ocurrido, pues obviamente, cada conejito fue a contarles lo que pasó a su banda. Nadie se tomó mal que hubiesen estado saliendo, pues, aunque lo quisiesen, no habrían tenido el valor de aplastar los trozos restantes de sus corazones. Trataron de animarlos, pero nada parecía motivarlos lo suficiente como para que olvidasen a su chico...

Cada vez que coincidían en un pasillo, desviaban la mirada con rapidez y algo en su interior volvía a quebrarse. Había veces en las que se reencontraban en la biblioteca o durante ciertas materias, y el ambiente que los rodeaba provocaba cierto malestar en el lugar. También, los alumnos que llegaron a burlarse de Bon, ahora lo dejaban tranquilo, pues no de sentían cómodos al ver su demacrado aspecto.

Shia lavó y arregló la guitarra de su amigo, pasándose varios días para poder borrar todos los insultos y manchas. Springtrap le ayudó a pintarla nuevamente, pero aún así, el guitarrista sólo la utilizaba para tocar tristes melodía que invadían su hogar. El peliceleste sabía que se estaba destruyendo a sí mismo, pero realmente, lo destrozaron aquel grupo desalmado.

Ninguno volvió a pisar el parque. Al menos, durante ese período de tiempo.

Y lo echaban de menos. Sentarse bajo un árbol o sobre un banco, tranquilamente. Rasgar con delicadeza las cuerdas de sus respectivas guitarras, creando alegres notas musicales que revoloteaban, llamando la atención de algunas personas que paseaban por allí. Aquellos descansos que incluían risas o un refresco bien frío, algo de comer, y un corto beso en los labios cuando nadie miraba. Que a Bonnie le diese por escalar el tronco de un árbol, haciendo que Bon tuviese que seguirlo. Ver el anochecer junto a él desde aquellas frondosas ramas...

De vez en cuando, compartían pensamientos sin saberlo. Se preguntaban qué habría pasado si hubiesen sido más cuidadosos. Si los Nightmares no los hubieran separado. Pero... Aquello que más se preguntaban, era si alguna vez, Bon habría podido besar a su chico en público. Eso era lo que más se preguntaba el peliceleste.

Si hubiese demostrado fuerza y decisión, tal vez nada de eso habría ocurrido. Si no le hubiesen tachado de débil e indefenso. De cobarde.

Bon se había hecho a la idea de que todo terminaría así. Tumbado sobre su cama, observando el cielo estrellado, pensaba en todo aquello. Su móvil se hallaba como siempre sobre su mesa de noche, pero esa vez, apagado. Había borrado todos los mensajes de Fredderick cuando todo aquello sucedió, en un ataque de rabia y frustración. Varios objetos también volaron y se estrellaron contra el suelo aquel día, como su despertador o su mochila.

Las estrellas brillaban tenuemente en el oscuro manto de la noche, pequeñas luces de esperanza para aquellos que la necesiten. Edificios lejanos y cercanos aportaban también su grano de arena para poder iluminar la oscuridad, pero esos destellos artificiales se iban apagando a la vez que las horas avanzaban.

Entonces... Todo había terminado. Que final más desalentador.

Bon cerró los ojos. ¿De verdad todo finalizaría de aquella forma?






Cuando te ruborizas... | FNAFHSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora