IV

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Le deseó felicidad, alegría y alguien que lo amara. Él no podía escucharla, pero sabía que si lo deseaba con la suficiente fuerza, él sabría que sus sentimientos permanecían allí para él, sin mutar, sin cambiar, totalmente intactos. Intactos como la primera vez que los había exteriorizado. Y como la última, cuando decidió unilateralmente que lo que había entre ellos había terminado.

Le deseó felicidad y continuó escribiendo. Sobre él. Siempre sobre él.

¿Cómo?

Hasta hoy podría ella escribir sobre cómo lo supo. Porque el "Cómo" es una de las preguntas más importantes en su historia, en esa que comparten desde hace tanto, pero desde hace tan poco. El "Cómo" es importante, por lo menos para ella.

¿Cómo supo que la añoranza que sentía debido a su ausencia era algo más grande, más fuerte, más profundo? Lo supo recapitulando sobre el momento, esa primera vez en que las palabras, esas dos palabras salieron incontrolables de sus labios.

¿Cómo salieron? Sin prisa pero sin pausa. Impulsivas. Así fue la primera vez que el cómo se presentó, pero ella lo ignoró hasta que años después se encontró preguntándose cómo podía estar tan segura de que era ese sentimiento creciente, infinito e inagotable. Pero simplemente lo supo, al recordar ese momento había comprendido que su "Cómo" daba paso a más y más preguntas que, hasta ese momento en que le deseó felicidad, como siempre, él le sonrió y casi le correspondió.

Entonces ella se dedicó a escribir sobre lo que él la hacía sentir, sobre cómo la hacía sentir.

Había tantos "Cómo" en esa parte de la historia, que le costaba un poco encontrar con cuál comenzar cada vez que se decidía a escribir algo. Así que debido a eso, tomó uno de sus viejos cuentos, uno vacío, uno sin su esencia y lo transformó. Plasmó todos los cómo allí, dándole su forma, su voz, su figura, su sentir... O lo poco que él le decía que sentía.

A veces se encontraba preguntándose, desvariando, sobre esos "Cómo" que él nunca le explicaba. No es que ella preguntara, pero la duda sobre ello existía siempre. Entonces, a medida que escribía hasta caer rendida, improvisaba. Improvisaba dando respuesta en base a suposiciones debido a la forma en la que él era con ella.

Su "Cómo", si él se lo preguntaba, era mucho más sencillo de lo que podría llegar a esperarse de ella. Así que si alguna vez se lo preguntaba, si le decía "¿Cómo lo supiste?", ella ya tenía la respuesta preparada.

Lo supo tarde, pero analizando esas dos pequeñas grandes palabras. Cortas en extensión pero grandes y profundas en su fondo, que no alcanzaban a expresar completamente lo que sentía por él y que seguramente nunca serían capaces de transmitir todo lo que ella le quería.

Todo lo que ella le amaba.

¿Cómo lo supo?

Sólo lo supo. Cuando lo dijo, supo que era cierto, que era real. Y eso era todo lo que importaba. En su esencia, en su fondo, en su longitud.

Todo lo que importaba de ella hacia él.

RecuentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora