¿Es que las princesas no usan jeans? Tuve que usar un vestido para salir en busca de la espada de mi padre, eso sí , encontré unas botas, en el establo, pero unas zapatillas serían súper cómodas. En fin basta de quejas, tome mi espada y un caballo y al amanecer escapé, lo sé Mulán es mi película favorita, espero yo también triunfar . Seria mejor irme al anochecer, tendría mas tiempo, pero claro, al anochecer mi vida esta en la escuela en otro mundo. 

Me adentré en el bosque. ¿Qué hice? Fue lo primero que pensé. No conozco estas partes del reino, me fui sola, tome un caballo prestado ¿ Acaso estoy loca ?

Comenzó a llover. Bien mi suerte va de mal en peor, no veía por donde había llegado, y si creía que la luz del sol me ayudaría estaba muy equivocada, el día se tornó gris, con unas nubes muy grandes. Decidí que avanzar seria la mejor opción. 

Luego de media hora de viaje a caballo, me detuvo un ruido entre los arbustos.

-¿Hola? 

Nadie contestó. Seguí lentamente. Otra vez. Algo había. 

- ¿Quién anda ahí? 

Saqué mi espada. 

Una flecha voló en frente de mi cara y se clavó en el árbol a mi lado. 

Se escuchó una risa macabra. Lo que terminó de asustar a mi caballo, el cual me lanzó al suelo y escapo. 

Sostuve mi espada y mire al rededor, pero no había nada. De repente otra flecha voló. La primera cayó junto a mi pie y la segunda rasgó mi mano, lo que hizo que soltara mi espada. 

Al instante un elfo oscuro salto de un árbol, con su sonrisa malévola y sus dientes puntiagudos. Trate de correr y agarrar mi espada, pero el elfo lanzó una flecha y atoró mi vestido. Caí al suelo y este se aproximó. 

- Mala suerte princesa- Dijo - 

Se abalanzó con una daga directo a mi corazón cuando una flecha atravesó su cabeza que hizo que mi contrincante cayera a mi lado.

Lo único que llegué a hacer fue suspirar. Pronto de entre los arbustos salió el arquero que me salvo de aquel ataque.

- ¿Tú? - Dije desconcertada. 

- Princesa ¿Qué hace aquí sola? - Se acercó y sacó la flecha de mi vestido, rasgó su camisa por abajo y vendo mi mano que sangraba. 

- ¿Qué haces tú? ¿Recojes manzanas por aquí o qué? - Sí, era el joven al que le había arrojado las manzanas al suelo en el castillo- 

-Rió- Un simple gracias es suficiente. 

- Lo lamento.. Gracias.

Sueños de ReyesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora