Nosotros

5. Apareamiento

Resumen: chimuelo no entendía para nada los rituales de apareamiento humanos, e Hiccup definitivamente le estaba ayudando un poco.

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—. Hola Astrid hola Astrid hola Astrid—. Escuche tras la puerta de aquel taller a aquel chico tan amable decir con cierto nerviosismo a una chica completamente desconocida para mí, ¿que como se el que es una chica? Fácil, niveles de progesterona muy altos y además tenía las hormonas muy alteradas como usualmente solían tenerlas las dragones en su época de apareamiento.

El corazón del chico latía rápido a la par de su respiración, de hecho su peculiar olor se hacía cada vez más fuerte, transpiraba como si corriera muy rápido, por el contrario la chica se mantenía tranquila y su respiración pesada y tan cortante me daban a conocer que estaba enojada, tenía que salvar a el chico de esta, así que como pude me gire en aquel dimito y estrecho espacio para correr lo más rápido que pude y dejar a la hormonal adolescente tras de mi muy enojada y hambrienta de respuestas.

Pero de algo si estaba seguro, esos dos estaban atados a aparearse.

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—. Pero si Astrid se da cuenta le diré que todo es tu culpa—. Asentí ansioso de poder volar con Hiccup, en la mañana era cuando teníamos las mejores experiencias de vuelo, el viento en mi cara y las luces del amanecer me encantaban—. Silencio.

—. ¿A donde creen que van?

Oh sí, Hiccup estaba en problemas, hasta el propio el mismo lo sabía, su corazón se había detenido un momento para luego latir con velocidad, se estaba poniendo nervioso. Gire la mirada a otra dirección no quería quedar expuesto a la furia de la rubia, en los años de conocer a Hiccup había aprendido muchas cosas. Los humanos tenían rituales de apareamiento más complejos que los dragones, al parecer estos demoraban años buscando una pareja para aparearse y luego tardaban otros años en tener crías para luego vivir muchos años más juntos, no comprendía por qué se complicaban tanto si solo tendrían que dejar crías, de hecho estos las cuidaban por años y años pero los cachorros humanos tardaban más tiempo en crecer que uno dragón, así que eso era bueno, no dejaban crías a la deriva.

Pero yo no entendía por qué si Hiccup y la chica rubia habían llegado a un punto (en los humanos) muy íntimo como era unir sus bocas, ¿seguían siendo amigos? ¿Acaso ellos nunca se dejarían de tonterías e iniciarían con la primera fase de su rito de apareamiento? ¿Siempre se mantendrían en esa zona de amigos que unen sus bocas y no pasarían a dar un comienzo oficial al rito? Todos sus amigos sabían que ellos se atraían pero parecía que ellos querían ignorar esa parte.

Los humanos eran tontos.

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—. Es que, yo tampoco puedo imaginar un mundo sin ti—. La chica rubia lo había dicho.

La chica rubia había admitido que el mundo Hiccup era impensable, ahora ellos eran algo, claro que si, para mi ya lo eran, solo debían hacerlo oficial, unir sus bocas, pasar la etapa de cortejo eterna que tenían a ser eso que llamaban novios, aparearse y llenar el mundo de crías, un montón de crías que estarían gritando y llorando por todas partes, los cachorros humanos hacen eso todo el tiempo cuando son muy pequeños.

Pero no había pasado nada, Hiccup y la chica no habían unido sus bocas ni habían pasado del cortejo sin final a una relación pública, solo a un cortejo más íntimo, abrazos y sentarse más cerca el uno al otro, enserio no quería admitirlo pero ya me estaba hartando, una vez antes de ser derribado por Hiccup había visto como un grupo de humanos encerraba a un par de caballos un macho y una hembra en un establo y semana después la hembra ya estaba gestando un potro, yo me encontraba a nada de encerrar a Hiccup y la chica Hofferson en un establo por una semana y qué pasará lo que pasará, de hecho muchos humanos se encerraban en establos para tener privacidad y aparearse sin ser interrumpidos, quizá ellos lo hicieran y luego yo podría disfrutar de ver una cría humana gorda, redonda, rosada con el aroma y aspecto de Hiccup y la Hofferson