XXXIII.

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Estuve ahí ayudándolo a reponerse.

Las cosa estuvieron bastante difíciles los primeros días, tuve que pedirle a PD-nim que me otorgase mis vacaciones por asuntos personales y después de un ajetreo enorme accedió a dármelas. Gracias a eso pude empezar a hacerle compañía a Jungkook quien de a poco comenzó a alimentarse de nuevo –después de mil reprimendas pero lo hizo–, y aunque seguía bajo en peso se notaba con mucha más energía.

También fuimos al doctor quien no tenía muchas noticias nuevas que darnos pero recetó a Jungkook otras medicinas para contrarrestar los espasmos que iban de mal en peor. Esta vez el maknae comenzó a seguir el tratamiento al pie de la letra.

Las cosas entre nosotros estaban bien o eso podría decirse. A pasado una semana desde el beso que le di al verlo y no ha habido más contacto de ese tipo entre los dos. Por ahora no era algo que me preocupara, estaba muy ocupado tratando de ayudar a Jungkook y el estaba muy ocupado volviendo a tomar las riendas de su vida.

Esa noche mientras dormía en el sofá-cama que Jungkook tenía en su sala de estar un ruido de algo quebrándome me despertó. Me levante de golpe y corrí a la cocina para ver de qué se trataba, ahí me encontré con la imagen más triste que había visto.

Jungkook estaba de rodillas al lado de montón de vidrios rotos. El lloraba silenciosamente y se cubría la cara como si tuviera vergüenza.

– Solo quería un vaso de agua –dijo y señaló sus manos– esto me está quitando la vida de a poco.

Me arrodillé a su lado y lo envolví en mis brazos para calmarlo.

Jungkook cada día era más frágil.

Estuve ahí ◆ Kookmin ; 국민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora