Los colmillos perforaron la morena piel tan profundo que la sangre comenzó a brotar inmediatamente. Se escuchó un gemido de quién estaba ofreciendo su cuello, pero los ojos color turquesa se cerraron para evitar ver el gesto de dolor que su amigo hacia cada vez que él tenía que alimentarse.
No es cómo si le gustase hacer eso, el alimentarse de la sangre de su... ¿amigo? Si, ahora podía decir que lo consideraba como uno. Habían tenido que pasar por muchas cosas juntos y debido a él era que se encontraba vivo, aunque no era algo que se lo hubiera pedido.
Mientras succionaba la sangre recordó lo furioso y enojado que había estado con su presa por hacerle vivir a la fuerza, además de eso, había sellado su destino juntos, ahora debido a que era vampiro, su presa también había alargado su tiempo de vida para poder vivir siempre a su lado y proveerle lo necesario. Sangre.
Cerró los ojos aun más y sólo se preocupó de saborear la sangre que corría por su garganta. Otra vez su presa había bebido sake la noche anterior, podía sentir el sabor del alcohol en sus papilas gustativas, tendría que regañarle por no cuidarse lo suficiente.
Una mano se posó en su hombro y apretó. Significaba que ya había bebido suficiente, pero, esta vez no lo sentía así, aun tenía sed. Pero por preocupación dejó de chupar la sangre y retiró sus colmillos, para cerrar la herida y para que la sangre no siguiera fluyendo tenía que pasar la lengua, la saliva de los vampiros tenía ciertas propiedades regenerativas en baja escala, justamente para cosas como esa.
Pero en todo el tiempo en que había perforado la piel de su amigo, él nunca había usado la lengua para cerrar la herida, simplemente se alejaba y dejaba que un pañuelo y una venda fueran puestas ahí para que la marca se cerrara de forma natural. Eso le ayuda a recordar lo que había hecho cada vez que lo veía.
Pero esta vez fue diferente, se podría decir que su buen humor estaba presente y mientras saboreaba la sangre recordó que hace tiempo que no se metía a molestar a su presa. Con una sonrisa en los labios, no dejó que el moreno se pusiera de pie para ir a vendarse el cuello, lo agarró más fuerte y le pasó la lengua por su herida.
Inmediatamente sintió cómo el cuerpo en el que estaba apoyado se estremeció en reacción a su acto y sonrió de satisfacción esperando escuchar la voz furiosa de su amigo, pero se sorprendió cuando la replica llegó, pero con otro tono de voz.
-¡Oye! ¿qué crees que haces? -La voz de Kurogane no era de enfado, sino que de extrañeza
Seguramente se enfadará cuando la sorpresa haya desaparecido.
-Kurorin, no te enojes, sólo quería probar algo más que tu sangre en esta ocasión -le sonrió despreocupadamente mientras miraba su reacción.
Kurogane puso la mano en la parte del cuello que había sido lamida y empujó con la otra mano a Fye para poder alejarse de él. Por un segundo el rubio pensó ver a su amigo sonrojado, pero eso debía ser imposible. Al fin, la ira que había tratado de sacar a la luz, explotó.
-¡Oye! ¡Tu! ¡Idiota bastardo vampiro! ¿Qué crees que hiciste? ¿Probar algo más que mi sangre? porque no pruebas mejor el filo de mi espada, ¿eh?
Fye comenzó a reí a carcajadas, el cansancio que había sentido antes de alimentarse había desaparecido, además que ver la mala actitud de su presa le reconfortaba, realmente amaba meterse con él y molestarlo hasta esos extremos. Con la carcajada cayó al suelo mientras se tomaba del estomago con ambas manos, pensaba que en cualquier momento recibiría un golpe, pero este nunca llegó.
-Me llamaste Kurorin...
La actitud del ninja era seria y su mirada iba dirigida hacia los ojos color turquesa que ahora estaban abierto y no mostraban signo de risa. Cierto, él le había llamado Kurorin, pero había sido sólo para molestarlo, como en los viejos tiempo. Aun no sabía si lo había perdonado del todo o si su relación podía ser a cómo había sido en algún momento.
Pero en ese momento él solamente había vuelto a ser ese mago despreocupado que gustaba de hacer bromas. Se paró lentamente y sin decir nada pasó por el lado de Kurogane para salir de la habitación, pero una mano agarró el borde de su pantalón. Se detuvo pero no bajó la vista.
-Me vengaré... por lamer mi cuello.
Su ropa fue soltada y siguió caminando con expresión neutral hasta que llegó a la habitación que le había sido concedida en el palacio de la princesa Tomoyo y una vez que se encontró adentro, cerró todas las puertas y ventanas y se recostó en medio de la habitación.
No podía entender su actitud el día de hoy. Generalmente necesitaba alimentarse cada dos semanas, pero en esta ocasión la sed había aparecido antes, además de que había tomado más sangre que lo usual y no se había sentido saciado, además... estaba ese problema.
Mientras tomaba sangre una erección había aparecido, era leve, apenas una reacción biológica ante estímulos, pero, ¿qué clase de estímulos había recibido? Ninguno, nunca antes se había sentido excitado al beber sangre. Al principio cuando lo hacía era con rabia, sentía asco y nauseas por tener que hacer esas cosa, luego se había ido acostumbrando y el sentimiento nauseabundo se había ido, las últimas veces ya había empezado a saborear el sabor de la sangre.
Lo único diferente en esta ocasión era que en vez de tomar la sangre del brazo, lo había hecho del cuello. ¿Había sido eso?
Kurogane al parecer también había reaccionado diferente, dudaba mucho que hubiera tenido una erección o algún tipo de excitación, pero en el momento en que lo había mordido y sus colmillos habían entrado en contacto con su carne había soltado un gemido... seguramente el cuello era un lugar sensible para él.
Sí, seguramente eso explicaba su excitación. Con los ojos cerrados, con el gemido de fondo y la sangre corriendo por su garganta no había forma en que no lo hiciera. Había pasado mucho tiempo desde que había estado con alguien y todas las cosas anteriores debieron haberle recordado a su cuerpo aquello. Si era Kurogane o cualquier otra persona daba igual, hubiera sucedido lo mismo. Pero para asegurarse de que no era su amigo quién le provocaba eso, la próxima vez que se alimentara le vería directamente a la cara.
Levantó la vista y se dio cuenta que quedaba poco para la hora de la cena. A pesar de ser un vampiro, seguía comiendo y bebiendo como un humano, esas cosas no le alimentaban, pero le ayudaban psicológicamente a sobrellevar su situación.
Como fuera, con la erección que aún permanecía en él era imposible que fuera a comer con la princesa. Se abrió la parte de adelante de sus pantalones y dejó libre su erección que parecía que había crecido en los últimos minutos.
Suspirando comenzó a tocarse sin entusiasmo alguno, para él era sólo algo rutinario que debía hacerse, como bañarse o alimentarse... beber la sangre amarga de su amigo que casi siempre tenía alcohol en ella y era espesa...
Su miembro se hinchó más y gruñó. No podía creer que se estuviera masturbando mientras pensaba en Kurogane, si él llegaba a enterarse seguro que lo mataría de la peor y más dolorosa forma posible.
Su mano comenzó a moverse con un ritmo más acelerado y los gemidos comenzaron a salir, quería correrse rápido, así que con el pulgar comenzó a jugar con su glande mientras esparcía el liquido pre seminal por la zona.
Con los ojos cerrados y la concentración puesta en el placer que ahora estaba sintiendo, Fye no se dio cuenta que alguien se acercaba a la habitación y abría la puerta
-Oye, la cena ya estará lista, levanta tu tra.... -Kurogane se quedó inmóvil ante lo que presenció.
El rubio miró hacía la puerta y vio al dueño de su actual fantasía masturbatoria verlo dándose placer propio. Sin desearlo se corrió en el preciso momento en que el ninja dejó de hablar.
-Límpiate y ve a cenar.
Eso fue lo único que dijo su presa antes de cerrar rápidamente la puerta y dejarlo a solas.
Ahora si me va a matar.
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Cuidaré de ti (KuroFye) (Hiatus)
Fiksi Penggemar"El mago que evita su destino y el ninja que lucha contra él" Luego de que sucedieran los acontecimientos en Tokyo en dónde Kurogane se convirtió en la presa de Fye, y de volver del país de Celes, ambos Kurogane y Fye deben permanecer juntos por el...