Descubriendo la verdad

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Ya había pasado un mes desde aquella pelea de pintura y Kyuhyun ya contaba con seis meses de embarazo. Las cosas con JongWoon habían mejorado desde entonces, se habían visto muy seguido pero no se habían vuelto a tocar. KyuHyun le provocaba a menudo pero cuando veía al mayor con intenciones de besarle siempre se separaba y le dejaba con las ganas. Sabía que Yesung no se lo tomaba muy bien pero el muy idiota seguía cayendo ante sus encantos una y otra vez y parecía no perder la esperanza de poder besarle de nuevo. Pero para desesperado estaba el castaño, disfrutaba de ver al moreno arrastrarse por un simple beso pero también le costaba horrores separarse de él. Lo único que conseguía mantener su mente fría era saber que JongWoon seguía con RyeoWook y no pensaba entregarse a él hasta que YeSung dejara de jugar a dos bandas. 

Pero a pesar de todo su relación había mejorado notablemente y había notado como la actitud de YeSung había cambiado poco a poco hasta volver a ser la persona atenta y cariñosa que había sido en el pasado. 

Por otra parte, SungMin y RyeoWook habían estado saliendo cada vez más a menudo, hasta el punto de que pasaban prácticamente todo el fin de semana juntos. En la oficina hablaban cada vez que tenían tiempo libre y luego almorzaban juntos. Ninguno de los dos había intentando nada con el otro pero la atracción entre ambos era cada vez más notable y ya todos sus compañeros de trabajo habían hablado y cotilleado sobre ellos. SungMin nunca había tenido una pareja seria en su vida, pues prefería no estar atado a nadie y ser libre, sin embargo, notaba que RyeoWook era diferente al resto y le estaba empezando a gustar pasar tanto tiempo a su lado. Por otra parte Wookie cada vez se sentía más cómodo con la presencia del mayor y le estaba ayudando muchísimo a no pensar tanto en YeSung que cada vez se alejaba más y más de él. Cuando pasaba los días con Sungmin ni si quiera recibía una llamada de su novio preguntando como estaba y eso le dolía. 

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El castaño despertó ese día más tarde de lo normal. Le había despertado el sonido de la lluvia que golpeaba el cristal de su ventana y las tormentas que sonaban aún algo lejanas. Abrió los ojos despacio y sintió un fuerte dolor de cabeza y un frío intenso recorrer todo su cuerpo, le dolían los músculos y se sentía agotado.

Como pudo se levantó de la cama y se puso una chaqueta bastante abrigada, pero ni con eso se le iba el frío. Se acercó a la ventana y vio la lluvia caer con fuerza hasta que escuchó el sonido del timbre. Se preguntó quién sería pero en ese momento recordó que le había pedido al mayor que pasara el día con él porque ese día se cumplia seis meses y dos semanas de embarazo, el tiempo que tenía cuando perdió a su hija. Se separó de la ventaba y fue hasta la puerta para abrirla, viendo allí a JongWoon con un abrigo negro que le había regalado cuando hicieron un año casados. Estaba espectacular, siempre le quedó bien el negro que hacía juego con su cabello oscuro. Sonrió al verle y se hizo a un lado para dejarle pasar. 

-Reconozco ese abrigo. -Cerró la puerta en cuanto entró el mayor y se apoyó en la pared. Había sentido un fuerte mareo en ese momento y de nuevo el dolor de cabeza pero intentó que no se notara, no quería preocupar a YeSung.

-Lo sé, me lo regalaste tú y aunque no lo creas lo uso a menudo. -Se giró para mirar al castaño con una sonrisa, pero en cuanto le vio la sonrisa se esfumó. Tenía unas ojeras enormes y las mejillas completamente rojas, por lo que se acercó sin dudarlo y puso su mano en su frente con suavidad, abriendo los ojos al sentir lo caliente que estaba. -KyuHyun... Estás ardiendo... -Susurró mordiéndose el labio realmente preocupado. 

Se sorprendió al notar la pequeña mano del menor en su frente pero no dijo nada, solo bajó la mirada hasta que le escuchó decir aquello. -No te preocupes, estoy bien. -Trató de sonar convincente pero a quien iba a engañar, estaba fatal. Iba a hablar de nuevo pero sintió un suave tirón de su mano y vio como el mayor le guiaba por la casa hasta el salón, donde estaba el sofá. 

Capricho del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora