Una visita inesperada

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No podía describir las miles de emociones que sentía en ese preciso instante mientras miraba a la pequeña personita que se encontraba entre sus brazos durmiendo. Se veía tan pequeño y frágil que sentía que se rompería si hacía un movimiento brusco. 

Yesung había vuelto unos minutos atrás y no precisamente solo, había conseguido que llevaran la cuna del bebé a la habitación para que pudieran estar juntos y sinceramente se lo agradecía, no se veía con fuerzas como para andar aún. 

-¿Cómo te sientes? -Escuchó la voz de JongWoon y alzó la vista unos segundos para luego volver a mirar al bebé.

-No sé como sentirme, hyung, es tan confuso... Llevo tanto tiempo soñando con este momento y ahora que finalmente ha llegado no sé como reaccionar. 

Y era cierto, había soñado muchas veces como sería el momento en el que su hijo finalmente naciera y pudiera cogerle en brazos. Siempre se lo había imaginado como un momento feliz, con su bebé y con Yesung, los tres juntos. Pero las cosas nunca salen como las esperas y este era un claro ejemplo. 

Su hijo era prematuro y por tanto necesitaba más cuidados que otro bebé y por otra parte se sentía realmente confuso en cuanto a Yesung. Aún no sabía si podía volver a confiar en él o no y las palabras que RyeoWook había dicho aún resonaban en su cabeza. ¿A cuál de los dos debería creer? 

Un suspiro abandonó sus labios mientras alzaba la vista de nuevo para observar al mayor que parecía algo perdido en sus pensamientos. Se veía terriblemente cansado y sus ojeras eran enormes y muy marcadas, se notaba que no había dormido en días, además también se veía algo más delgado y eso le preocupaba aunque no quisera. -Hyung es tarde, ¿por qué no vas a tu casa a dormir? Tienes mal aspecto.

El mayor pareció despertar luego de eso y frunció levemente el ceño. - ¿Qué? No voy a irme, te dije que quieras o no, no os dejaré solos. 

Rodó los ojos y bajó de nuevo la vista hacia el bebé que continuaba tranquilo y dormido profundamente. - No es necesario hyung, tienes que descansar. -Pasó dos de sus dedos por la mejilla del pequeño y luego tocó su pequeña manita, notando como por acto reflejo apretaba un poco sus dedos para coger su mano, lo que le hizo sonreír completamente embobado. -Estaremos bien.

Yesung miraba enternecido la escena sin que Kyuhyun se diera cuenta si quiera y sintió unas ganas enormes de abrazar a ambos y decirles cuanto los quería, pero sabía que Kyuhyun no le dejaría acercarse unos centímentros más. -No me pienso ir Kyuhyun, dormiré en el sillón como siempre. -Se levantó del borde de la cama donde estaba sentado y se dirigió al sillón donde había dormido la última semana. 

El castaño se sintió mal al recordar que el mayor llevaba durmiendo en ese sillón toda la semana, atento por si despertaba, y no había ido a su casa para nada. Una parte de él estaba feliz porque Yesung le hubiera cuidado y se hubiera preocupado tanto por él, pero por otra parte se sentía algo culpable, porque sabía que todo el cansancio acumulado del mayor era por él. 

-Eh hyung, ¿puedes ponerle en la cuna? Me apetece dormir un poco. -Al ver que el pelinegro asentía y se acercaba, extendía sus brazos con cuidado para darle al pequeño. Observó como lo llevaba a la cuna y como lo arropaba con sumo cariño y cuidado, sin dudas sería un buen padre. 

-Hyung. -Se incorporó un poco en la cama y se echó a un lado, dejando un gran hueco libre. -Duerme conmigo, necesitas descansar y una cama es mejor que un sillón. 

Vio el rostro confundido del mayor y quisó reir pero no debía, aún estaba algo molesto, pero era justo devolverle algo de todo lo que había hecho por él durante esa semana. 

-¿Estás seguro Kyu? Pensé que seguías enfadado conmigo. -Murmuró el mayor mientras se acercaba de nuevo a la cama pero sin subirse aún. 

Y lo estoy, pero has estado durmiendo en ese sillón una semana y ya que no quieres volver a casa al menos duerme aquí, es algo más cómoda que un sillón. 

Capricho del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora