Vida y muerte

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Tierras de Lúxor.

El  cementerio. 

[ 26.09.1995]

Y ahí estábamos, es decir, ikki y yo, bastet. En el velorio de un joven chico, no tan conocido en éste mundo.  Era uno más del montón, sufría de un cáncer terminal en los pulmones. Al parecer la enfermedad lo mató, de una manera dolorosa y hermosa.  Pensé, ikki estaba observando a las personas que estaban llorando e incluso gritando hacía el nombre del creador, algunos dándose golpes de pecho. 

El sacerdote hablaba la palabra de Jesucristo.  Rezando por el alma del difunto, sonreí y opté por romper aquella ley del hielo.

—Ikki. —Susurré y él pequeño demonio, me miró; luego regresó su vista a las personas y al sacerdote que hacía una cruz con el agua bendita.

—¿Qué pasa, joven bastet?—Respondió

Bastet, se a como en su asiento,  tratando de reír en voz baja, sabía que esté día era de estar serio y triste.  Pero algo hacía,  no mejor dicho,  una cosa extraña había en el velorio, no paraba de reír. 

El sacerdote paro de hablar,  al escuchar las risas de los jóvenes de atrás. Incluso las personas dejaron de llorar y rezar para voltear hacia donde estaban las burlas. 

—¿Jóvenes,  que le parece tan gracioso?— Preguntó el sacerdote. 

—No, no es nada.. —Tartamudeo bastet y de nuevo una pequeña risa salió de su boca. Ikki,  trató de tranquilizarlo, le estiró de su hombro para susurrarle en el odio. 

—Bastet,  ¿qué te pasa?  La gente te está viendo. —Comentó furioso y el sacerdote habló una vez más. 

—Jóvenes, ¿acaso quiere decir algunas palabras? 

Por fin,  bastet dejo de reír y levantó su brazo para hablar y ponerse de pie.

—Sí, así es.

Camino por medió de las personas,  ikki le miró confundido y negó con su cabeza,  al parecer, el demonio no quería que hiciera una locura.  Al llegar al centro donde estaba el sacerdote.  Le arrebató  la biblia del padre y habló :

— " Y así dijo el señor,  él que esté cansado venir a mí.  Que yo les daré descanso eterno". ¿Entonces por qué dios creo la vida?  Sí,  todos sus hijos están muriendo y sufriendo, puede ser por culpa de él.  — Bastet volvió a hojear la biblia.  Y al llegar al versículo que más le llamo la atención.  — "Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras."

El sacerdote se quedo mudo, las personas,  los prados e incluso, ikki cayó en un silencio profundo. Las personas estaban confundidas ante todas las palabras que decía el joven. 

—¿Bastet, cierto? —Dijo una extraña mujer.

—Sí. —Movió su cabeza en afirmación. Ra,  empezaba a calentar el día.

—¿Conocías al joven?

—No. —Cerró la biblia y se la entregó al sacerdote.  Se giró, para verlo.  Al verlo, la expresión de felicidad se le borro del rostro.  —¿Qué? —Preguntó confundido, su rostro se tornó  pálido, asustado, cerró sus ojos por unos instantes. Fotografías eran reveladas en su memoria,  su propia muerte estaba viendo,  estaba en su propio velorio.

Su respiración se hizo cada vez más agitada,  el mundo se le estaba haciendo más y más pequeño.  Dejo de ver al difunto por unos minutos, y observó a la gente. Estás estaban oscuras,  con ojos rojos brillantes,  riéndose de mí.  Llevé mis manos en mi cabeza y negué.

A Fine Day to DieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora