Descolgar la luna y meterla debajo de las sábanas para que duermas mejor.
Perdernos por las estrellas como hacia peter pan en sus más dulces historias.
Escapar del monstruo de debajo de la cama a base de fundirnos el uno con el otro.
Que en vez de perder el zapato como cenicienta, me pierda en ti y en tus ojos y que tu seas el encargado de dejarme sin zapato, sin ropa y sin aliento.
Que las persianas dejen entrar el sol de la mañana mientras tu y yo seguimos envueltos en el edredón.
Y sentir tus pies rozando los míos, y tu piel erizarse con el frío de las mañanas de invierno, bajo esa nube de plumas.
Y decirte te quiero al oido. Tan cerca que tiembles.
Y temblar por el miedo a perder la cabeza por ti.
(Sin saber que mi cabeza ya se había perdido entre lo mas profundo de la vieja Habana)
Y en la Habana embarcar de tu mano, y solamente contigo, para perdernos juntos en sus playas.
Que ni el Sol de sus playas quema tanto como tú.
Que ni el más profundo y tormentoso de los mares me hace tener tanto miedo como el que tengo a perderte.
Y es que si es de tu mano, el miedo a ahogarse desaparece completamente.
Ofreciéndome ese salvavidas que empezaste a llenar de aire y de vida un día caluroso de julio.
Y que julio llena, pero no tanto como septiembre. Ese septiembre tan imprudente que todo lo barre.
Que barre los miedos, las restas y todo lo malo habido y por haber.
Porque de tu mano voy a recorrer mil planetas y sus respectivas lunas.
Porque contigo no es cosa de uno, contigo es cosa de dos.
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Vivir, sentir y escribir
AcakMe gusta compartir lo que siento y, aún más, si os gusta a todos vosotros.