Prólogo

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Aún no conozco a alguien que se acuerde de ese día, ese día en el que sin saberlo, sin pedirlo, desconociendo a lo que se enfrentaba, llego aquí, al mundo.

Irónico, llegamos al universo con tanta inocencia y dulzura, con tanta humanidad, con una sonrisa totalmente pura en nuestro rostro sin tener una idea del camino que nos toca recorrer.

"Sé sin duda alguna que para mis padres fué un regalo hermoso el recibirme", lo sé por los cuentos que me hicieron toda la vida, donde con alegría narraban mi llegada a sus vidas, pero lo que para ellos fué un regalo, en algún momento, también se convirtió en dolor y lágrimas...

... y para mi, para mi fueron muchos huracanes con pocos períodos de calma.

Mis primeros cinco a diez años de vida no son algo de lo que me acuerde mucho en detalles, menos con este déficit de atención (no diagnosticado) que cargo; pero no dudo que como cualquier niña fuí muy "feliz".

Desde mi nacimiento sufría de asma crónica, una condición de salud que afecta el sistema respiratorio y que me limitaba mucho. Eso me afectó durante mis primeros años de vida, buenos, seamos honestos, en realidad me ha afectado toda la vida.  Debido a esto sufrí muchos paros respiratorios, bronquitis, pulmonía, viajes en ambulancia y un sin número de estadías en el hospital. Siempre escuchaba por medio de mis padres el relato de  como dejé de respirar en mi primer ataque y la angustia y desespero que sintió mi papá. Tampoco olvido a mi mamá desvelada en la habitación del hospital mientras yo deliraba a causa de las fuertes drogas que viajaban por mis venas. Debió ser tan dificil para ellos contemplar en algún momento la idea de perderme, no imagino su dolor como padres, su preocupación, su angustia.

Hoy viajo mentalmente en el tiempo y me preguntó que hubiera pasado si el escenario familiar hubiera sido distinto. Tal vez más adelante ustedes van a entender porque.

Yo desde mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora