YOUTH ▸ Peter Parker

CAPÍTULO SEIS

Apenas le dirigió la mirada durante clase de Química, su rostro enterrado en sus apuntes mientras la profesora explicaba. Leah escribió y escribió, parando ocasionalmente para seguir escribiendo segundos después. Su pelo escondía su cara, y sus orejas aún estaban calientes de la vergüenza. Peter intentó encontrar las palabras correctas para iniciar la conversación.

Leah era inteligente, guay, y además apoyaba a Spider-Man.

Una sonrisa se formó en el rostro de Peter al recordar la forma en la que aquella chica había defendido al hombre araña en el tren, y se obligó a sí mismo a mantenerse serio. Quería hablar con ella, pero no quería decir nada estúpido que le delatase. Eso no acabaría bien. De todas formas, quizás no le importase hablar con él.

"O quizás piensa que eres un auténtico perdedor" pensó Peter, descansando su barbilla sobre su mano mientras escribía. Estaba tan concentrado en la lectura que cuando sonó la campana, se sobresaltó de pronto.

Peter recogió sus cosas y, cuando se iba a levantar, chocó con nadie más y nada menos que Liz Allan. Ella había dejado escapar un grito de sorpresa, para posteriormente sonreír a modo de disculpa.

—Perdona— dijo rápidamente antes de abandonar la clase.

"Me ha hablado" pensó Peter. Estaba tan ensimismado que casi no oyó una suave voz llamándole.

—Um, hola...

Sus ojos viajaron desde Liz hasta la mesa que había a su lado. La voz pertenecía a la chica llamada Leah. Ella estaba observándole, pero apartó su mirada cuando Peter dirigió la suya hacia ella.

—Eh, quería... Disculparme. Por lo estúpida que fui antes— murmuró en voz baja—Probablemente no te interese... así que... perdona por ser tan rara.

A continuación, el pánico volvió a apoderarse de ella, y Leah se levantó de nuevo, saliendo de clase y dejando sólo a un Peter confundido.

¿Acaso pensaba que era rara?

Peter deseó haber reaccionado más rápido, y poder haberle dicho que no era rara, y que todo lo que decía tenía sentido.

***

Leah no fue a almorzar. En vez de eso, fue a la biblioteca, ignorando los constantes gruñidos de su estómago, y se sentó frente a uno de los ordenadores, dispuesta a escribir un e-mail al Daily Bugle. Comenzó su testimonio contra el artículo, intentando argumentar que Spider-Man no era un villano, y mucho menos una amenaza para la ciudad de Nueva York. Ya había escrito tres párrafos cuando perdió los nervios, apretando la tecla de retroceso, y presionándola hasta que el documento estuvo completamente en blanco. Hundió el rostro entre sus manos, se obligó a pensar con racionalidad.

Spider-Man la había rescatado sólo una vez. Además, no sabía absolutamente nada sobre él. Como cuál era su nombre, quién era debajo de la máscara, porqué llevaba una máscara en primer lugar... De todas formas, ¿quién la escucharía? Una adolescente don nadie de quince años. Lógicamente, Leah sabía que su testimonio sería arrojado a la basura antes de ser visto. Incluso aunque alguien llegase a leerlo, seguramente ni siquiera se molestarían en publicarlo.

Leah gruñó, sintiéndose inútil mientras se desconectaba e su e-mail, y comenzó a buscar en Internet. Se sentía ridícula. ¿Por qué no podía ir a la universidad y centrarse en estudiar? ¿Por qué no podía asistir a las clases del profesor Connors y realizar el resto de la enseñanza en casa para no tener que preocuparse por ser una idiota alrededor de la gente?

Como aquel chico. Leah suspiró, intentando no repetir aquel incómodo momento en su mente. Lo ridícula que debía de haber sonado. ¿Cómo podía haber sido tan estúpida? Probablemente él pensaba que Leah era rara y patética, y obsesionada con un héroe enmascarado.