Diario de un jóven corazón roto.

Día veintitrés.

Que vengas, me mires y...

Bueno...

Hola.

Soy yo otra vez,

aunque no sé por qué digo otra vez si nunca he... en fin.

Esque no sé...

¡No! ¡Espera!

No... no te vayas.

Joder esque es tan complicado,

es muy complicado decirte que no sé cuantas noches he estado esperando dormirme con tus brazos rodeando el desastre que estoy hecha.

Que pasan los días y siempre me despierto esperando tu mensaje, aunque sé que...

es estúpido.

Sé que nunca te fijarías en mí, que esto te sorprende, que...

dios.

Soy estúpida.

Pero esque no sabes cuan grande es la luz que estás aportando a mi vida, haces que todos mis infiernos se enfríen cuando consigo hablarte,

hablar contigo...

Sé que solo soy yo, soy un alma rota que no podría aportar nada a tu vida, que envidia me dan esas personas que forman parte de tí...

y eso que jamás he envidiado a nadie.

Es que no sé...

Solo me doy cuenta de que eres capaz de evadir mis males, los curas sin darte cuenta y, ni siquiera tengo el valor suficiente para decirte esto... a tí.

Solo es un jodido mensaje que...

Como siempre...

No te enviaré.

Y seguiré llorando por perderte aunque nunca te he tenido.

Solo quiero que...

que vengas, que me mires y...

solo quiero que me digas eso que siempre me dices.

Que me creas fuerte aunque todos sabemos que no lo soy,

quiero que finjas que te preocupas por mí porque... soy así de egoísta.

Quiero llorar de nuevo, quiero reírme...

quiero hablar contigo hasta las tantas y morirme de sueño, pero que me dé igual.

Siempre me dá igual.

Yo...

Yo no puedo mandar esto.

     -NDA.