Tres meses

24 0 0
                                    


Deslizo el lápiz con el dedo sobre el tablero de la mesa. No quiero pensar, ni quiero hacer demasiado hoy. El ruido de los niños me distrae, consiguiendo que pase el tiempo sin que sea consciente. Miro tentadoramente a la cama: me está suplicando que me acueste en ella... Pero vendrá Kurt, lo sé con certeza. El examen de hoy no debe de haberle salido muy bien: él no suele tratarme así de mal después de una clase, y mucho menos después de una clase con Hank.

El primer trimestre ya va a finalizar y dentro de poco empezarán las vacaciones. Un descanso en el que Kurt y yo hemos planeado escapar del colegio... irnos a alguna montaña a tomar aire fresco, colarnos en algún espectáculo circense, ver a los humanos intentando ser mutantes...

Un sonido corta el movimiento del lapicero. Levanto la cabeza y veo tres dedos sujetando con rabia el lapicero. Subo un poco la mirada y unos ojos amarillentos cargados de rabia me responden. Si no me hubiera acostumbrado desde pequeña a esas miradas, hubiera salido corriendo pidiendo protección al profesor.

— Esto es por tu culpa.

— ¿El qué?

Kurt desaparece para volver a aparecer, en esta ocasión sobre la mesa, enseñándome un papel marcado con un tres rojo redondeado.

— Mi suspenso —gira el examen y lo mira, gruñe entre dientes y vuelve a enseñármelo—. Espero que estés contenta. Con tu estúpida obsesión de que entrenáramos ayer no le he dado el último repaso y he suspendido.

— Kurt has suspendido con Hank, no te vas a morir.

— ¡¡¡Eso lo dices tú porque has aprobado!!! —da un salto y se dirige a la cama, donde se deja caer y esconde la cabeza bajo la almohada—. Has aprobado con un ocho y yo he sacado un miserable tres. ¡Un tres!

Coloco las hojas que ha movido de su sitio y me siento en la orilla derecha de la cama. Paso la mano por la espalda e intento relajarlo. Siento su cuerpo en tensión y sé que no se le pasará en un buen rato.

— Kurt, piensa que es un examen de Hank... en una asignatura que no es obligatoria y que nosotros cursamos como refuerzo. Inglés avanzado es simplemente para que consigamos quitarnos el acento y podamos ser uno más: para que podamos fingir que somos de aquí —muevo la espalda de Kurt, intentando que se levante—. Tú mismo me lo dijiste el día que aceptamos. No pasa nada por suspender.

El mutante destapa media cara y me enseña la lengua.

— ¿Por qué me convenciste?

— No es bueno estar tanto tiempo en casa; ni siquiera en esta casa.

— Prefiero estar en casa y aprovar.

— Kurt, por el amor de —consigo girarlo y le obligo a que me mire a los ojos—... Lo siento, ¿vale? ¿Es eso lo que quieres que te diga? —Kurt me mira con cierto recelo. Suelto enfurecida sus brazos y lo dejo volver a girarse—. Pensé que si te obligaba a jugar podría sacar mejor nota que tú.

Kurt se sienta sobre sus piernas y me mira serio.

— Se realista.

— Pues hazlo tú también —agarro al mutante antes de que se vuelva a acostar—. Te lo dije porque echaba de menos los partidos después de las actuaciones. Echo de menos estar en el circo... Me lo pasaba bien, y era uno de los pocos lugares en los que podíamos estar a gusto. Stefan y Jimaine, mamá... Los echo de menos.

— ¿Y por eso jugamos al baloncesto?

— Bueno, lo hemos intentado —Kurt sonríe y asiente con la cabeza—... Ha estado bien poder jugar con poderes.

Memorias de una mutante adolescente #Wattys2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora