Capítulo 22

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El señor Cavendish dio por terminada la reunión.

-Hemos escuchado lo suficiente, tendremos una nueva reunión la semana que viene, una vez que podamos analizar las pruebas que ha presentado Bastian: también decidiremos sobre las dimisiones, que espero que sean voluntarias, y sobre las nuevas medidas que implementaremos.

-¡Padre! – protestó el hermano mayor de su jefe y todo pareció descontrolarse. La gente empezó a discutir y Ronald se dirigió hacia su hermano menor.

-Pequeño bastardo ...- dijo y Bastian lo miró imperturbable pero ella no pudo evitar alterarse. Acababa de salvar la empresa y había soslayado todo lo posible la culpa de su hermano, sin embargo éste lo atacaba. Leo se lanzó al rescate y, al tiempo que Ronald Cavendish agarraba a Bastian de las solapas de la chaqueta, ella le sostenía el brazo.

-Suéltelo – siseó Leonora y en ese momento intervino el padre de ellos.

-Suéltalo ya, Ronald. Suelta a tu hermano. Señorita busque a la seguridad de la puerta así calmamos un poco los ánimos. – dijo dirigiéndose a Leonora que pestañó algo confundida.

-Padre...- protestó el mayor pero soltó las solapas. Leo salió a cumplir el pedido del Sr. Cavendish mientras Bastian le guiñaba un ojo, era increíble que estuviera tan calmado en medio de aquel caos. Aunque creía que se debía a la sensación de "misión cumplida". Su jefe había terminado con su cruzada personal, ahora era tiempo de seguir adelante.

Con la presencia de la seguridad en el interior de la sala y las órdenes del patriarca, la gente comenzó a dispersarse aunque era claro que varios de ellos llevaban una sentencia pendiendo sobre sus cabezas.

-Leoncito, vámonos...- dijo Bastian acercándose a ella pero su padre lo detuvo.

-Quiero hablar contigo, a solas – dijo mirando rápidamente tanto a Ronald como a Leonora.

-Ha sido un día largo, podemos dejarlo para después...- se excusó él.

-Ahora Bastian, quiero hablar contigo ahora. Ven a mi oficina.

-Padre...- intervino Ronald.

-Contigo hablaré después, será lo mejor. Bastian, sígueme.- indicó el hombre y el mayor de los Cavendish dejó el recinto enojado.

-Leo...

-Lo esperaré en la oficina – dijo ella y él asintió con un breve gesto. Se lo notaba agotado.

-Gracias, por todo – dijo él y le dio un beso en la frente al pasar junto a ella para seguir a su padre.

Leo lo siguió con la mirada un rato y luego se marchó, estaba demás allí.

Bastian siguió a su padre con desgana, ahora que ya todo había terminado deseaba concentrarse en convencer a Leonora y nada más. Sus prioridades habían cambiado. Y además no podía quitarse la sensación de volver a ser un niño al seguir a su padre hacia la oficina para que lo retaran. No era una sensación agradable. Para combatir la inquietud, conjuró en su mente la imagen de Leonora intentando quitarle a su hermano Ronald de encima, eso lo hizo relajarse y sonreír.

-Siéntate – indicó su padre apenas cerraron la puerta.

-No , gracias. Sólo dime lo que tengas que decir.- señaló tratando de sonar firme.

-Hiciste un buen trabajo, Bastian. Lo agradezco, ahora puedes seguir con tu camino.

-¿Perdón?- preguntó sin entender si era un agradecimiento sincero o estaba queriendo deshacerse de él una vez más.

Pequeña LeonaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora