Y aunque seas más blanca que las nubes de diciembre, el frío de enero y la nieve de febrero, consigues dar más color que nadie a mi vida.
Porque el monocroma de mi mundo explotó en colores al verte, y solo con verte galaxias enteras se esconden para no competir con tu belleza porque saben que no pueden ganar, no a ti, no mientras intentas recogerte el pelo y vas abandonando por el camino millones de mechones tejidos con hilo de luna, sin saber que una simple goma no va a poder domar ninguno de los astros que fluyen por tu cabeza.
Y te necesito ahora pero en mi mundo tú no existes pero entonces cómo explicas que cuando estás cerca siento tu calidez más que la de cualquier otra persona.
Quizás sea tu pelo color frambuesa o tu manera de morderte las uñas cuando crees que nadie te está mirando o quizás sea tu sonrisa cuando das saltitos por la acera para no pisar las juntas de las piedras o tus manos acariciando las teclas de un piano que no sabes tocar -y menos mal, porque sino me tendrías aún más rendido a tus pies-;
No sé qué sera, pero ni el aire se atreve a respirar cuando pasas cerca de él.
