One Shot – Jimin: Rain
Suspiré. El aroma a tierra mojada era uno de mis favoritos, pero más aún una tarde de lluvia en invierno.
Me detuve delante de un café, uno de los cuales siempre visitaba cuando el día se prestaba a beber algo caliente y rico. Entré sosteniendo uno de mis libros de preferencia, "Demian". Ese libro es una maravilla, ya es la tercera vez que lo leía de lo que llevaba en el año. La manera en que el autor escribe, es increíble. Tantas metáforas, teorías y como describe el paso de la niñez a la adolescencia, sin palabras.
Entré. Me senté en una mesa a la esquina, al lado de una ventana para apreciar la lluvia y ver las gotas caer por la ventana. El camarero se acercó y me dejó la pancarta para elegir, era un bonito día para relajarse de la rutina de todos los días. Pedí un cappuccino de vainilla junto a un trozo de pastel de frutillas. El lugar tenía una tenue iluminación pero era perfecta para alguien que quería leer. Allí se encontraban muchas personas con laptops, seguramente haciendo trabajos pendientes o buscando información. Muchos estudiaban junto a sus fotocopias y resaltadores, otros estaban acompañados de alguien más hablando acerca de sus vidas, pero nadie leí por placer como yo.
Abrí mi preciado libro para continuar. Suspiré levemente mientras me imaginaba todo aquello que leía. Ojala pudiera tener ese talento para transmitir tantas cosas, aunque mi otra pasión es la poesía. Todo aquello relacionado con las letras, la música o el arte, lo amaba. Soy una persona realmente sentimental y pasional. Con apenas veinte años solo he tenido una relación, pero no fue de lo mejor. Estaba totalmente enamorada, desde el primer momento, solo que... Él no me demostraba lo que sentía y eso me dolía. Era frío puro. Totalmente diferentes. Al terminar yo lo pasé muy mal. Mi único refugio fue la poesía. Si no hubiera sido por ello ¿Quién sabría qué sería de mi hoy? Me decidí luego de eso, que no abriría mi corazón sin antes conocer realmente a las personas. Aquellas con un gran corazón, siempre sufren, terminan lastimados.
Al rato, sentí una leve briza chocar contra mi rostro por acción de abrir la puerta. Levanté la mirada y vi a un joven entrar. Mis ojos se dirigieron directamente a su mano, con él traía el libro que yo leía. No pude evitar sonreír a penas, me sorprendía el hecho de que un joven pudiera estar leyendo "Demian". No conocía a muchas personas que lo hicieran.
Indiscretamente lo seguí con la mirada mientras analizaba su vestimenta: Traía unos jeans oscuros junto a unas botas color marrón. Su tapado era gris, cual combinaba con gorro de lana negro. Vi su rostro, era un chico muy apuesto y los lentes que tenía lo hacían una persona muy intelectual y a la vez sexy. Creo que sintió mi mirada porque me regaló una sonrisa. Sin pensarlo dos veces, escondí mi rostro tras el libro y me concentré en continuar leyendo, aunque creo que ahora sería algo difícil sabiendo de la existencia de aquel joven.
El camarero me desconcentró al traerme el pedido. Le agradecí y este se retiró. Bien, con esto podría distraerme de aquellos bonitos ojos marrones que acababa de ver. Tomé la taza con ambas manos, sentí el rico aroma a cacao y le di un sorbo. Sentí como el líquido caliente caía por mi interior devolviéndome la temperatura normal de mi cuerpo cual había perdido por el frío de afuera. Nuevamente, disimuladamente, miré hacia el sector en donde se había sentado el joven. Dejó sus cosas a un lado y tomó la pancarta para pedir algo. Seguramente es de mi edad, un año más quizás, no estoy segura. Di un leve suspiro y decidí continuar con lo mío, al fin y al cabo, él no me hablaría.
Pasó una hora. Me centré solamente en mi libro y el café. El lugar se iba llenando cada vez que avanzaban los minutos, claramente porque eran más de las cinco de la tarde y siempre es buen momento de tomar algo o comer. Me recosté un poco contra la silla y dejé el libro sobre la mesa. Volví a mirar hacia mí alrededor y nuevamente focalicé al chico. Estaba bebiendo un cappuccino, lo mismo que yo. Lamentablemente era momento de irme, más no podía hacer allí. Me levanté, tomé mis cosas y antes de salir, pasé por el baño. Hice lo que necesitaba hacer y me lavé las manos. Me miré al espejo y noté unas grandes ojeras. Creo que era mejor dejar de leer hasta tarde, al paso de los días terminaré como un mapache humano.