-Aish.. –me quejé-. Hoy tengo un día muy atareado en la clínica.
-¿Te dieron muchas cosas para hacer? –Dijo mi compañera mientras se hacía un café-.
-De hecho, hoy tengo muchos pacientes que atender.
-¿No lo has hablado con tu jefe?
Rodé los ojos.
-No quiero molestarlo con tonterías, es mi trabajo. Solo que hay días en los que realmente no doy abasto.
-Deberías sentirte prestigiosa. El doctor Kim es el más apuesto de la clínica y te ha elegido a ti para este empleo. Todas mueren por él, todas mueren por estar en tu lugar.
-No digo que no sea apuesto, porque realmente lo es. Pero creo que estás exagerando un poco.
Ella rió.
-Oh vamos –miró por encima de su hombro-. Allí viene. Solo obsérvalo –susurró-. Por empezar mira su rostro, parece tallada por los mismos ángeles. ¿Quién no querría besar esos labios gruesos? A que te succiona el alma con solo tocarte.
Reí.
-Luego.. –continuó-. Su espalda. Mira... Imagínate rasguñarla mientras te penetra con todas sus fuerzas, o que te tome entre esos brazos y te aprete. –Suspiró-. Nena... él si es un hombre al cual me llevaría a la cama.
-Oh vamos, no es el único apuesto de la clínica.
Mi compañera me miró seriamente.
-Quizás para ti, pero que él te tiene ganas, se le nota a kilómetros de aquí.
Ella salió de la cocina dejándome sola y volví a mirar al Dr. Kim. Lo admito, él realmente es candente. El uniforme le marcaba mucho más la espalda, yo creo que es el punto más atrayente para todas.
Él al entrar se dio cuenta de que lo estaba observando, a lo cual me regaló una sonrisa.
-Buenos días Dra. –Dijo él con una voz algo profunda, dándome un escalofrío por el cuerpo-. Necesito que cuando termine su trabajo, pase por mi oficina.
-Por supuesto ¿Cuál es el motivo?
-Necesito que me haga el informe de la semana. –Respondió mientras miraba unas hojas que traía en su mano-. Afortunadamente hoy es viernes y no nos ha tocado guardia.
Asentí con la cabeza y él sonrió.
-Será una noche divertida, creo yo ¿Tiene algún plan?
-No. Lo único en lo que estoy pensando es en cómo voy a dormir hoy.
Dejó escapar una carcajada.
-Lo entiendo, mucho trabajo esta semana. –Hizo una pausa y volvió a mirarme-. Bien, luego nos vemos. Que tenga un buen día, Doctora.
-Igual para usted.
Luego de que se retirara, di un suspiro profundo. Sentía una gran tensión, pero no de la común, sino muy sexual.
De acuerdo, hace mucho tiempo que no he estado con ningún chico y admito que siempre está esa necesidad de tener sexo con alguien. Pero... Vamos. Él es mi jefe ¿Acaso está bien eso? Bueno, es muy común que las secretarias tengan relaciones con sus superiores. Al fin y al cabo, es solo tener sexo ¿Verdad? De todas formas, no creo que él me viera de esa forma ¿O sí?
-
Pasadas las ocho de la noche, ordené todas las cosas de mi escritorio y escribí el informe. No sé cuántas pacientes he atendido hoy, pero de verdad estaba agotada y estresada. Gracias a dios era viernes.