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—¿Fuiste al cementerio?— preguntó michael precavido, tratando de preguntarlo con el mayor tacto posible, esperando que ella le respondiese de la misma manera.

—No— dijo ella aún sin mirarlo—. No me he atrevido a pisar el cementerio desde el día de su muerte, en el funeral. Es tan difícil estar ahí, y tener que mostrarme fuerte frente a mi hermana, no puedo dejar que me vean llorar, ¿Entiendes? Es tan frustrante estar ahí y tragarse todas las lágrimas para mostrarte fuerte cuando en verdad estás en ruinas. Lloro cuando ya no hay nadie, porque hay personas que les gusta verme mal y no puedo darles el privilegio de que me vean de tal manera sabiendo que en su interior se retuercen de alegría.

—¿Y donde estuviste este tiempo?— él quiso sonar molesto, sin embargo la comprensión desbordaba de entre su palabrería.

—No es tu problema— dijo firme y molesta mientras se dignaba a mirarlo, encontrándose con la mirada dolida de Michael. Su corazón dio un vuelco, y se insulto internamente mientras se estiraba en el sofá y acariciaba la mejilla del chico —. Lo lamento, en serio.

Pero Michael no respondía, sólo miraba un punto fijo con una mirada indescifrable, mientras trataba de formular palabra alguna pero nada salía su boca. Siguió su mirada, y rápidamente atajo a bajar su brazo pero los reflejos del chico fueron más rápidos y tomo su mano con algo de dureza.

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⏰ Última actualización: Oct 10, 2016 ⏰

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