Capitulo 2

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Cuando me desperté, noté calor sobre mi rostro y sobre mi cuerpo. Debía de ser el sol. Estiré mi cuerpo desnudo para desperezarme. Enterré mi cabeza en la almohada, no quería levantarme de la cama. Noté un cosquilleo en mi espalda de aire frio. Al intentar levantarme  me caí de cara al suelo.

–Joder–dije adolorida

Me levanté, y dando pasos con mucha seguridad avancé por mi habitación. Como me conozco mi habitación me es fácil encontrarme con el armario. Busco la ropa que me voy a poner. Me pongo una camiseta que me venía grande y unos pantalones muy cortos para no ir desnuda por la casa. Mi bastón casi siempre está colgado en la puerta y por lo menos así seguía siendo hoy. Logré salir de mi habitación sin hacerme más daño.

Mi padre pareció oírme. Aunque con todo el ruedo, como para no haberlo hecho. 

–Estoy aquí abajo–me gritó mi padre

Con mi bastón fui comprobando que no hubiera nada por el suelo que me hiciera caer. Tras diez minutos en los que aún estaba medio dormida conseguí dar con las escaleras y no caerme en el intento. Se olía a café recién hecho y a tostadas, un olor intenso y aromático. Mi padre me cogió de la mano y me ofreció sitio. Me dió el mismo café que se hizo él, con cuidado cogí la taza de café y sorbo un poco de él. Su sabor era amargo y sin azúcar. Me encanta el café sin azúcar recién hecho.

–Te he hecho unas tostadas, son de aceite y tomate rallado–dijo mi padre alegre

–Papa, te noto alegre ¿no será por la mujer del centro comercial?–pregunté mientras  tomaba mi café

–No es por eso–rió mi padre durante unos segundos–en seis horas tienes el concurso

–Se me había olvidado–es cierto, me levanté sin acordarme del concurso

–Así que ya sabes, te duchas y te arreglas–dijo obviando algo importante

–¿Y quién me va a maquillar?

–¿En serio?-preguntó incrédulo

–Sabes que tienes que hacerlo, yo si que no puedo maquillarme sola–suspiró–sé que no te gusta maquillarme pero no hay otra opción

–De acuerdo, pero primero desayuna–dice mi padre con brusquedad

A mi padre no le gusta maquillarme, según él esas son cosas de mujeres pero cuando él me ha maquillado siempre me han dicho que voy guapa así que debe ser bueno. Si no fuese profesor de música podría ser maquillador. Me tomé despacio mi delicioso desayuno, dejé que el sabor del café se posase sobre  mis labios. Amo el tomate y tomarlo en las tostadas es lo mejor.

–¿Puedes traerme algo de fruta por favor?–me terminé la tostada

–¿Qué fruta quieres?–preguntó mi padre

–La que tu quieras–dije despreocupada

Hizo un ruido que me dijo que se había levantado y además luego oigo sus pasos. Abrió el frigorífico y se volvió a sentar. Me entregó la fruta, la toqué con mis manos. Creo que es una manzana pero no estoy segura. Le dí un mordisco y efectivamente es una manzana. Una buenísima manzana, esta es un poco ácida y no es tan dulce como otras. Mi padre diría que es una manzana verde pero bueno, no se que son los colores. Por razones obvias. 

–¿Te sabes la canción?-preguntó mi padre, como para no saberla

–Es una pieza de veinte minutos que he estado memorizando y perfeccionando durante dos meses y tres semanas. Claro que me la se, y no la voy a olvidar–dije un poco harta de que siempre me esté insistiendo–Está grabada en mi mente, tranquilo

Violinista InvidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora