Capitulo 3

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Iba de la mano de Alessia. Yo al principio no quería meterme en esa pelea pero tenía que acabarla antes de que fuera a más, y la verdad es que guardo muchos secretos suyos no desvelados. 

Suelen tenerme ese desprecio, es normal para mi. Una violinista de prestigio y encima de todo no puede ver, es como si lo más inútil y despreciable les superase, así es como me ven. Yo no quiero mal a nadie, si toco es porque me gusta, y a veces no se puede evitar un conflicto. La verdad es que no esperaba esa reacción por parte de ella. Me agradó que hiciera eso, lo que no entiendo es que una chica que no es muy sociable reaccione de esa manera sin importar lo que diga la gente. 

Mi padre debería estar ligando con la madre de Alessia. No me molesta que lo esté haciendo si es verdad lo que pasa por mi cabeza. Ella se detuvo

–¿Qué pasa?–pregunté para saber el motivo de que se hubiera parado

–Rosella Ragazza es la pianista acompañante, los primeros son un montón de violinistas con apellidos raros, yo soy la cuarta y tu eres la sexta. 

–Los de apellidos raros creo que puedo saber quienes son–mordí mi labio inferior–unos son los hermanos Kozlov, son dos hermanos rusos, Irina y Nikolai, puede que otra sea Catelina Leonhardt y ya no me se mas

–Están los que has nombrado–expresó sorprendida

–Ellos siempre asisten a los concursos, suelen intentar ganarme, nunca lo logran ¿Sabes quien es esa tal Rosella?–le pregunté

–Si, es mi tía-respondió

–¿Así que también viene tu tía?–pregunté con curiosidad

–Bueno...es que ella era mi tía, mis padres no vienen–se entristeció al decirme eso

–No te preocupes–le acaricié la mano–se lo que sientes-expresé con sinceridad–¿porque no me dijiste en la tienda que asistías?–esa duda la tenía desde que oí su voz de nuevo

–Volvamos con tu padre-dijo evadiendo mi pregunta

–No has...–Alessia no me dejó seguir hablando

–No te escucho-dijo alzando la voz para que no pueda hablar, que inmadura

Suspiré. Si no me quería responder lo mejor por el momento será no insistir. Debería quedar poco para que empezasen las audiciones. La verdad es que la piel de Alessia es suave como la de un bebé, y por momento me estaba causando buena impresión. Volvimos con mi padre, Rose entró así que los tres fuimos a donde teníamos que esperar los violinistas. Oí las conversaciones de la gente, Violinista Invidente y otros apodos como Violinista del diablo.

–Odio que me llamen Violinista Invidente–dije enfada por oír esos apodos–es un apodo absurdo y estúpido. Soy invidente y soy violinista, creo que es evidente, solo demuestran su estupidez llamándome así

–Podría ser peor, Emilia-dijo él con aire sereno

–¿Peor que Violinista Invidente?-pregunté enojada

–A mi me llamaban el violinista del cementerio o violinista de la muerte-comentó él riéndose–violinista del diablo te queda bien

–En eso tiene razón tu padre, mejor violinista del diablo o Violinista Invidente que violinista del cementerio–rió cuando lo dice.

 Espero que Alessia tenga experiencia porque o si no va a fracasar, entre buenos  violinistas no caben los principiantes. Aunque buenos, yo soy la mejor solo yo puedo ser tan buena, ciega y gano todos los concursos, si fuese vidente directamente arrasaría. No pude evitar sonreír, casi todos deben odiarme o tenerme envidia. Menos mal que tengo a mi padre para que me proteja. Oí cómo se acercan unos pasos, es una persona, y venía hacia mí.

Violinista InvidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora