Quiero disculparme porque sé que mi historia no será tan buena como la original, pero como parece que no va a haber una segunda parte oficial, he decidido hacerla yo. No porque no fuese PERFECTA, porque el final me dejó con ganas de más y es una mal...
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Sentados sobre la hierba, no podía dejar de videar sus glasos. Tenían un brillo especial sin duda.
Mi corazón se emocionó tanto que luchaba por salir a celebrarlo, mis pulmones se pusieron en huelga y las arcadas recorrían hasta el último mesto de mi cuerpo (a consecuencia del tratamiento Ludovico, pero ya había empezado a convivir con ello).
——¿Qué calas haces?—— se acercó a mí.
——Estoy bien... ——chumlo tratando de sonar fuerte. —— ahora que estás conmigo, hermanita.
——Puag. —— colocó los dedos en su garganta como si fuese a vomitar.
Se estaba riendo de mí, del mismísimo Alex DeLarge. El Alex del tratamiento Ludovico que había visto su vida poleada. El Alex que siempre andaba buscando el modo de usar su briptba en alguna bitba. El Alex hasta arriba de moloco plus. El Alex que había pasado parte de su condena en la cárcel, plenio por sus innumerables malos actos.
Y ella se rió porque me consideraba cursi.
——Eh, débochca —— agarré su ruca y la acerqué a mí con suavidad. No me tenía miedo y me estaba gustando esa nueva sensación.—— Sé que eres Sigma, te reconocí nada más videarte.
——¿Y por qué no me lo dijiste pedazo de brachno?—— se abalanzó sobre mí y pegó sus dulces labios a los míos, disfruté de cada segundo en el que nos fundíamos el uno con el otro, nuestras yassicas se encontraron y se mantuvieron unidas hasta que paramos para respirar.
——Te amo.—— smenqué. No le había dicho eso ni a mi eme.
Sí, había encontrado a la madre de mis hijos, Kyle y Aria. Soy un pe orgulloso.
En su scolovola cuando se portan mal, les obligan a hacer un dibujo en forma de disculpa.
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(Kyle, 3 años, ama la música de Beethoven y descabezar muñecas)
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(Aria, 4años, expulsada de siete guarderías y excelente luchadora con un toque pirómano)
Tienen talento, lo han sacado de su pe y de su eme. Ellos son mi legado, es lo que os deja vuestro querido narrador, escribir mis memorias no tiene sentido si ellos pueden contarlas.
