Capítulo X

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Los humanos somos expertos en destruir lo que amamos. Somos capaces de romper a alguien en un segundo. Podemos tardar años construyendo algo con alguien –Y con nosotros mismos- y con el sólo chasquido de los dedos, todo puede venirse abajo, así de rápido y sin dificultad.

No siempre medimos la magnitud de nuestras palabras y nuestros actos, no entendemos que cuando estamos en pareja, una sola cosa dicha o hecha puede desatar dentro del otro un infierno; destruiremos su autoestima, su confianza en sí mismo, sus ganas de vivir, podemos sumirlos en una depresión de la que puede ser increíblemente difícil salir e incluso, podemos simplemente orillarlos a irse antes que muchos en un acto desesperado.

Vivir en pareja es complicado, maravilloso, te trae de arriba para abajo en una vorágine de emociones y sentimientos que te harán sentir más vivo que nunca y luego, mas abatido y a punto de perder la cordura.

Amar debería de ser lindo todo el tiempo, porque nos han enseñado que el amor supone ser desinteresado y puro. Pero los sentimientos humanos no pueden ser puros, porque todos estamos un poco locos, todos estamos algo corrompidos. Si no, entonces el mundo estaría plagado de santos.

No, yo no conozco santos. Yo no conozco una sola persona que no haya herido y haya sido herida. Así es el juego de la vida, no sé en qué consista esto, no puedo adivinar el comportamiento humano basada en eso que llamamos cerebro. De hecho no me quiebro la cabeza... así somos todos, simplemente y ya. Todos estamos hechos del mismo árbol.

Pero... unos disfrutan más que otros con herir a sus semejantes y a sus "amados"... yo no lo disfruto en absoluto, ya vi que no.

Ha sido una semana difícil, admito. Me cuesta trabajo adivinar si Jennifer quiere que la abrace y bese o prefiere que la deje en paz sin dejarla por ello, sola. Hay muchos momentos de silencio, silencio incómodo, lo hacemos durante el almuerzo o la cena; los mensajes de texto se han vuelto escuetos y qué decir de los wpp. Ni siquiera mencionemos el sexo.

Con esto último no la culpo, de estar en sus zapatos me provocaría repugnancia sentir sus manos en mí sabiendo que hace menos de siete días tocaron otro cuerpo, estuvieron dentro de otro cuerpo. Si la conozco bien, sé que besarla significaría para ella pensar en los labios de Rachel sobre los suyos en lugar de los míos.

Hemos pasado de convivir en mi departamento a convivir en el suyo; quiero pensar que al momento de hablar sobre mi infidelidad, la realización de que tuve relaciones sexuales con Rachel en mi cama por fin logró fastidiarla al punto de no sentirse cómoda en mi colchón, o en mi cocina, o en mi sala... en ningún rincón de mi casa para terminar pronto.

Las fotografías se fueron a la basura (no precisamente) pero eso le hice creer, lo que es real es que se las he enviado a Rachel para que las conserve si quiere y si no... bueno, por el momento me da igual, tengo copias digitales.

Ahora estamos de nuevo en silencio, yo sobre su cama –Que tiene en el piso- y ella frente a mí doblando y guardando su ropa; tengo la laptop sobre las piernas, mismas que están cruzadas por los tobillos, la televisión está encendida pero ninguna de las dos está prestando atención a lo que se transmite. La observo de cuando en cuando, ella no voltea a verme, desde ese día no ha vuelto a abrazarme y tampoco ha dejado mucho rato sus ojos en mi figura.

Nunca me he sentido más sola. Nunca he sentido tanto vacío estando acompañada de alguien... y sin embargo lo comprendo.

Soy una persona adulta que debe tomar con serenidad las consecuencias de sus actos, de sus malas decisiones; no puedo culparla por estar de ese modo conmigo porque honestamente, yo en su lugar no soportaría su presencia.

Trae puesto un gorro color gris, más por sostener su cabello y por adorno que por el frío, le vine bien, es de tejido y sé que es su favorito, el mío también, es suave al tacto y la hace ver más hermosa de lo que ya es. Trae una playera deportiva color gris y unos pants negros, sin zapatos, pero sí con calcetines blancos.

Nunca es demasiado tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora