Capítulo XVI

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-Ustedes son la "pareja" más frustrante en la historia de los amores-no amores- Santana toma asiento frente a mí y se quita los guantes, los hace bola y los guarda en el abrigo que ha puesto sobre el perchero enano que hay en una esquina de cada mesa –Tú la quieres, ella te quiere, las dos se quieren ¿Qué las detiene?-.
-¿Que está con Robin? ¿Qué no siento correcto que empecemos algo ahora? No sé San, es eso, no lo siento correcto. Es... ¿Has escuchado alguna vez a ese par de personas que te cuentan que en algún momento se gustaban pero una de ellas no estaba soltera? Y luego cuando lo estuvo, la otra no lo estaba y después cuando pudieron simplemente se dieron cuenta de que ya no era el momento; es probable que eso esté pasando con nosotras-.
-Es probable que se compliquen la vida, eso es lo probable- Suspiro y veo la carta.
-Ok, a ver, suponiendo que tienes el trabajo de ensueño, que... por fin puedes hacer algo que te haga feliz, que es por ti y para ti... ¿Lo dejarías por quedarte con el amor de tu vida?-.
-Claro-.
-¿Y no te arrepentirías luego de no haber hecho caso a TUS sueños?-.
-Quizás me llevaría a Britt a seguir esos sueños-.
-¿Y qué si los sueños de Britt están aquí? Rachel tiene una carrera por delante, una carrera que debe suceder aquí, no porque yo lo diga, o lo digas tú, sino porque ella ha imaginado todo aquí, en Nueva York ¿No era ese el problema con Finn? Él quería estar en L.A, Rach debía estar aquí- Ahora es ella quien suspira y se pone pensativa.
-Ok, entonces te irás, en seis meses regresarás a Salzburgo y te quedarás allá a conocer gente y el mundo; suena bien, de hecho suena fantástico, pero, allá no está ella-.
-A veces los amores de la vida no están con nosotros; sabes que lo es, pero no siempre están destinados a ser, a suceder, trascender-.
-Insisto en que me frustras- Se cruza de brazos y se recarga en la silla –No sé si Britt me ha vuelto una romántica pero, no sé, creo que una vida así no está realmente completa-.
-Yo creo que uno está completo desde que nace, pero adquiere extras que le dan sabor a su propia vida; soy un individuo San, y sé que debo perseguir mis sueños, mis metas, debo ser realista-.
-Suenas tan diferente de la que se fue-.
-Era obvio que iba a cambiar-.
-Creo que juntarte con Charlotte no te ha hecho bien ¿Por cierto, qué pasa con Charlotte?-.
-¿Qué pasa de qué?-.

La calefacción dentro del establecimiento me ha dado calor, así que me quito también el abrigo y lo aviento a donde está el de Santana, el mío que es negro, hace contraste con el suyo rojo de botones dorados.

Me acomodo el cabello, al pasar mis dedos por su longitud me pregunto si no es mejor que lo deje crecer ya, que vuelva a ese largo que usaba en la preparatoria. Sin embargo pienso que este, que está poco más abajo del hombro es el que le viene bien a la Quinn de ahora. Crecemos, nos renovamos, y lo que nos parecía 'cool' dos o tres años antes ahora nos parece inconcebible.

Santana, por el contrario, debería dejar crecer su cabello otro tanto; ahora que ha madurado y que comienza a tener cara y cuerpo de adulta es mucho más sexy con esa forma 'femme' que usa para ser y vestirse.

-¿Qué pasa entre ustedes? ¿Salen, son algo?-.
-Somos amigas-.
-Me la describiste como hermosa-.
-Lo es-.
-Casi parecía que tenías un mega crush-.
-¿Qué de malo hay en que muchas mujeres te parezcan hermosas o las describas como tal? ¿No te has dado cuenta de que yo de vista me enamoro de cualquiera?- Se echa a reír.
-Creo que sí me he dado cuenta-.
-Me gustan las mujeres, me gustan mucho las mujeres, y me gusta verlas; y creo que si no has vivido lo que yo o si... no has expandido un poco tu mente, encontrarás mi forma de actuar bastante egoísta y quizás incomprensible-.
-¿A qué te refieres?-.
-Bueno, cuando te conté que nos besamos... tú no te diste cuenta pero tu cara fue de... no sé, como que no lograbas entender por qué lo había hecho, y luego dijiste algo que me dio a entender que, que no sé estar sola, que busco siempre tener a alguien ahí-.
-¿Y no?-.
-Charlotte no es mi novia, ni mi amante ni mi amada, ni siquiera mi sex friend; y si fuera mi sex friend ¿Qué tendría de malo?-.
-Entonces lo es- Me echo a reír.
-No, no lo es-.
-¿Por qué se besaron?-.
-¿Y por qué no?-.
-Estabas sanando, digo, estabas saliendo ya del duelo de Jennifer y supongo que de Rachel, los dos al mismo tiempo, no te permitías cerrar bien una cosa cuando ya estabas metida en otra-.
-Mi corazón no es de Charlotte; ella no tiene ese privilegio, es que...- Me desespero por no encontrar las palabras correctas, quiero que me comprenda, pero no sé si lo vaya a lograr, y ustedes junto con ella –Creo que han sobrevalorado el romanticismo-.
-No te sigo; y creo que estás amargada-.
-Quizás, quizás he dejado de creer en el romanticismo, en el amor de pareja, quizás no, pero no quiero hacerlo parte de mi vida por el momento, es muy válido que no quiera San-.
-¿Por qué?-.
-Por lo que he pasado, estoy desilusionada, y no por ellas, por mí, yo sé que esto que está sucediendo, lo que sucedió, es por mí, por mis decisiones. Yo no soy capaz de amar de una forma sana –Y no es justificación- pero no soy capaz de hacerlo porque Russel y Judy no fueron el mejor ejemplo a seguir; esta idea tonta que tenía en la secundaria de... de casarme y tener una familia y blah blah, fue antes de que me diera cuenta de quién era Quinn, y Quinn, uno, ni es heterosexual, ni busca un hombre, ni tiene como meta ser ama de casa; de hecho estoy intentando saber quién es Lucy Quinn Fabray y debo hacerlo sola; no quiero destruir a más personas, no quiero darle el tiro de gracia a Rachel; no estoy con ella porque no la quiera, no estoy con ella porque esto que soy ahora, es lo que menos necesita en su vida-.

Nunca es demasiado tardeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora