Rompiendo el caparazón de confusión

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Los días pasaban y cada vez le resultaba más difícil ignorar la manera en que su corazón latía cuando estaba con Seere. Se sentía culpable por haber llevado a Chris a corresponderle cuando al final sus sentimientos estaban confundidos.

Regresaba con Jake luego de haber entregado un cuerpo con sus familiares y llegó al pequeño cuarto común que solían usar para descansar. Dentro, Seere estaba recostado sobre una colchoneta, una mano todavía llevaba una brocha y la otra reposaba sobre su rostro.

Owayne exhaló un leve suspiro y se aproximó con intención de acompañarle un instante.

—¡No te sientes o ensuciarás a Flippy! —exclamó Seere casi en un grito repentino, haciendo que Owayne se sobresaltara.

Confundido por su reacción, Owayne miró alrededor y notó una almohada con forma de ballena en el rincón.

—¿Se supone que este ballenato es Flippy? —preguntó, aún sorprendido por la peculiaridad del objeto.

—Es una orca y sí, es Flippy.

Owayne movió el peluche hacia un lado, obedeciendo el pedido de Seere para no ensuciarlo. Luego, decidió recostarse a su lado en un intento de ser amable y acompañarlo.

—Listo, Flippy estará a salvo —dijo en tono serio, pero con una chispa de diversión en sus ojos.

Después de ese intercambio, ambos permanecieron en silencio. Owayne reflexionó sobre una conversación que tuvo con Jake durante el camino. Le reiteró que no tenía intenciones románticas con Seere, ya que salía con alguien. Sin embargo, Jake opinó que Seere parecía diferente de lo habitual, un poco menos esquivo.

Él también sentía que su primera impresión había cambiado. No quería atribuirse aquel logro, pero, de alguna manera, la posibilidad le hacía feliz.

—¿Cómo les ha ido? —preguntó Seere, despertándolo de sus pensamientos.

—Bien, supongo. Tal vez no lo notes, pero lo que haces les da un gran alivio a las personas.

—Eso espero —comentó y puso su brazo sobre su cabeza—. Maldito Boris, se fue en el peor momento.

En ese momento, Owayne pensó lo laborioso que había sido el trabajo ese día. Seere había pasado horas realizando tanatopraxia y, con Boris ausente, cubriría un turno extra de doce horas, sumando un agotador total de cuarenta y ocho horas seguidas.

Preocupado por su compañero, Owayne decidió ayudar.

—Deberías descansar un poco, yo te cubriré. Esperaría que no haya más trabajo hasta que Boris regrese, pero en el peor de los casos será mejor que estés preparado.

—Menos mal que te preocupas por mí —respondió con cierta ironía, aunque las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba, con una apreciación genuina—. Si surge algo no dudes en despertarme.

Owayne se puso de pie nuevamente y le miró enternecido, alegre de haberlo ayudado, aunque fuese un poco. Se dirigió a la zona de recepción, pero apenas había avanzado cuando sintió su celular vibrar. Apenas lo sacó de su bolsillo, notó un mensaje de Chris.

"¿Qué hay, Owayne? Quise que saliéramos a divertirnos un poco, te espero en el club a las 9:00"

Su respiración se detuvo y después se volvió a agitar, como una mezcla de emoción y conflicto en su interior. Mientras procesaba el mensaje, escuchó tres golpes distintivos en la puerta de la habitación. Al abrir, se encontró con la figura de Demian, que había llegado a suplirlo.

—Terminó el turno, ya puedes ir a casa, Owayne.

Owayne vaciló por un momento, tratando de ocultar sus emociones y mostrar una mueca más alegre.

Rompiendo el caparazón de dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora