Capítulo I

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(Basada en la canción de Rata Blanca)

Hace mucho tiempo, mucho antes de que el mundo fuera como lo conocemos, hubo un bosque que era tan grande como hermoso en el que tuvo lugar una historia de amor y dolor más grande que el bosque mismo. Es una leyenda con la fama de hacer sentir las emociones que contiene, en aquellos que la escuchan… O la leen.

Hacían pocos años desde el final de una guerra en la que habían muerto la mayoría de las diversas formas de vida de ese antiguo mundo, a excepción de la vida silvestre como los animales, los cuáles hallaron refugio únicamente en un bosque; el bosque encantado. Llamado así porque era el único lugar sobre la tierra que no había sido destruido por la guerra. De hecho, ni siquiera pudieron acercarse a él durante la misma, pues muchos de los que intentaron usarlo para montar emboscadas, morían o desaparecían inexplicablemente. Por esa razón, nadie se atrevía a acercarse a él; algunos habían hecho mención de un guardián del bosque, pero nadie sabía con certeza si eso era verdad. Lo único que sí era seguro, es que quien se adentraba en el bosque, no volvería a salir de allí; al menos no vivo. Ya que en sus alrededores yacían los huesos de quienes quisieron hacer mal uso del bosque, y de uno que otro desdichado que simplemente buscó refugio de la guerra, pero que lo buscó en el lugar equivocado. Bueno, al menos habían hallado un descanso; aunque no el descanso que esperaban hallar, sino el descanso eterno. Y eso, si sus almas eran dignas del mismo.

El mundo parecía completamente deshabitado, lo único con vida en toda la tierra, era ese enorme bosque y, claro, todos los animales que lo habitaban. Pero fuera de él, aún se podía respirar el olor a muerte, oírse el eco de los gritos desgarradores producto de la guerra; aún podían verse los frutos del odio y la maldad, y podía incluso contemplarse la desolación paseándose por todos los lugares en donde antes hubo pueblos y aldeas.

Una noche, en medio de esa desolación, caminaban dos jóvenes a lo largo del río que salía del bosque, pero ellos no tenían conocimiento del mismo. Simplemente avanzaban por toda la orilla del río cada día con la esperanza de hallar a otras personas con vida. Habían sobrevivido al largo viaje gracias al río que saciaba su sed en el calor y les proveía de peces en el hambre, ya que, pese a ser muy joven, el chico había aprendido a pescar muy bien, mientras que la chica, dos años más joven que el chico, había aprendido muy bien a hacer las fogatas para cocinar la pesca de su compañero, y para mantenerse calientes durante las frías noches.

Ese día decidieron caminar incluso al adentrarse un poco la noche, ya que se habían llenado de ilusión y esperanza al ver desde lejos lo que les pareció un pueblo, aunque su asombro e inquietud fue mayor al darse cuenta que no llegaban al aparente pueblo, y que a medida que se acercaban, aquello parecía hacerse cada vez más grande. Pero la noche ya había caído, la cual no les permitía distinguir más que sombras, por lo que la chica empezó a sentir mucho miedo. Faltaba una noche para luna nueva, y eso significaba que ni siquiera la luz de la luna los acompañaba, y la débil luz de una pequeña antorcha que a duras penas les iluminaba el camino por el que iban, no era de mucha ayuda.

  —Lucky —dijo la chica muy cansada y con mucho temor—: ¿Podríamos detenernos por hoy? Ya estoy muy cansada, y además tengo mucha hambre y comienzo a sentir mucho frío. — ¡Oh! ¡Vamos, Grace! A mí no me engañas —dijo el chico con una sonrisa un poco burlona—; yo sé bien que lo que tienes es miedo. — ¿Y tú no? —Dijo la chica con aparente molestia y asombro— solo mira, luce muy tenebroso ese lugar que no sé qué sea, pero estoy segura de que no es un pueblo. —Tienes razón —dijo el chico con notoria desilusión—. Si fuera un pueblo, ya habríamos visto luces encendidas por algunas personas a estas alturas de la noche, y por pocos que fueran, ya habríamos escuchado algo que sobre salga de entre el ruido de la naturaleza. —Espera… ¿Dijiste naturaleza? —Sí. ¿Por qué? —Preguntó el chico un poco extrañado por la pregunta hasta que reaccionó.

La Leyenda De Un Nuevo OrigenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora