PARÉNTESIS

98 13 0
                                    

"Ah, come de mi, come de mi carne... Ah, entre caníbales. Ah, tomate el tiempo en desmenuzarme... Ah, entre caníbales"

Soda Stereo - Entre Canibales


Durante los cinco años, estuve sumergido en la melancolía y el autocompadecimiento. Mi relación, a la que había decidido darle una oportunidad más, fue sólo un evento ilusorio donde cometía los mismos errores. Claro, ella también. Pero eso no importa, para qué. Las cosas terminaron, ella por allá, y yo acá, escribiendo... Sin embargo, aunque en el fondo sienta arrepentimiento, estoy seguro de que mi viejo amor, encontró la felicidad tras abandonarme. Así, es la vida ¿no?

Además, conocí una pequeña joven, mucho menor que yo. Más rebelde, con ropa más ruda. Amante de Calamaro y los libros de Savater. Ella se llamaba Lilyth, con quién empecé mi despilfarro, mi abandonó, mi arte de seducción. Cayó, como cae una mosca en la telaraña de un sexy y encantador bicho como yo. Pero lo que no sabía, después de una noche de alto voltaje; donde Soda Estéreo era el ambiente perfecto; donde nos comíamos como caníbales. Quizá, una de las mejores noches de sexo que he tenido en la vida. Era lo que sucedió después de tener el cuerpo desnudo, sudado, y los jadeos fuera el unisono de la habitación. 

Lo recuerdo como si hubiese sido ayer...

 —Sabes todo te lo tomas como un juego. Como si la vida retribuyera estos momentos para ser aprovechados sin pensar en consecuencias —recuerdo que dijo Lilyth hace años. 

—Es así como funciona la vida real —contesté

—No, algunos de esos momentos se crearon para rechazarlos.

Recuerdo haberme acercado, bajar el volumen de la canción, y girarme para que enfrentara mi mirada.

—Pensé que no te arrepentías.

—Y no lo hago —había respondido con la cara muy sería—. Pero esto no puede saberlo nadie.

—¿Cuál el estúpido problema?

—Estoy aquí porque escuche mucho hablar de ti, alguna vez.

—¿De quién?

—De Eva  —recuerdo que dijo Lilyth sin más. Las palabras que me esforzaba también por olvidar. Cómo es que terminaba esa mujer en medio de una faena de sexo desmesurado. 

—¿Son amigas? 

—No —y allí estaba hace dos años, escuchando lo que marcaría el presente de toda mi vida—. Ella es mi hermana mayor. 

«¿Qué?»

Sí, hace un par de años atrás. La vida era una puta broma. 

La más HERMOSA de las mujeresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora