Capítulo 45

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Capítulo 45

Diego

Desde mi asiento junto a Enzo y Cinnia me quedo observando como Marcus y Antonella se divierten, patinan de un lado hacia otro y rien de vez en cuando, entre tanto, Enzo comienza a hablar de la ampliación del hospital, explicándome las grandes ideas que tiene. Cinnia, a pesar de estar profundamente enamorada de Enzo, y de no dejar de mirarlo con admiración, se da el tiempo de ver hacia la pista de patinaje, aplaudiendo entusiasmada, lo que me hace atender lo que están haciendo mi hijo y An. Ella, más hermosa que nunca, baila al ritmo de Bruno Mars, luego gira despegando sus patines del hielo y cae magestuosamente terminando su actuación. Me levanto a toda prisa, no sin antes escuchar de la boca del que es mi cuñado, que Antonella ha tomado clases de patinaje artístico en el pasado, una cualidad que me fascina.

Voraces atacan las papas fritas y la gaseosa, con Cinnia y Enzo nos reímos de lo ansiosos que están. Marcus a cada momento le pide a Antonella que le enseñe a bailar en la pista de patinaje, una actividad que, creo, le hará muy bien. Mientras conversamos de todo un poco, veo como el semblante de Antonella cambia, entre tanto, Marcus pide autorización para volver al hielo. Me quedo preocupado por Antonella, quien decide, acompañada de Cinnia, ir al baño, en tanto, con el hermano de An nos quedamos a observar a Marcus que no está lejos de nosotros.

Pienso en Antonella, pues se demora más de lo normal, y aunque deseo ir por ella, Marcus necesita de mi, y más al notar que en la pista de patinaje hay más adultos, los cuales se deslizan de un lado hacia otro con mayor velocidad, incluso, algunos haciendo piruetas muy cerca de mi hijo.

— ¡Marcus! ¡Marcus! —exclamo a viva voz para que preste atención.

— Acerquémonos más, al parecer no escucha —opina Enzo acompañándome a la pista.

Al llegar a la entrada de la pista de patinaje, veo, en cámara lenta, como Marcus es golpeado por un adulto, quien sigue patinando de un lado a otro, sin percatarse del accidente que ha provocado.  La cabezas de mi hijo se azota contra el frío hielo, y no me queda más que correr a auxiliarlo. Me inclino hacia donde está Marcus, viendolo inconsciente y un chorro de sangre que brota se su cabeza.  La gente se acerca a mirar cómo si de un espectáculo se tratase, por lo que sugiero que le den espacio para que el aire fluya con normalidad. Enzo comienza a ayudarme con las personas, y aunque estoy nervioso y asustado, logro tomar el teléfono para llamar a mi padre y me ayude con la situación, dejando a Marcus con Enzo.

— Marcus ha sufrido un accidente —logro decir, mientras al otro lado de la línea se escucha solo la respiración de mi padre—.  Estamos en la pista de patinaje del centro.

— En menos de diez minutos la ambulancia estará ahí  —recibo cómo respuesta. 

Al cortar la llamada y volver con mi hijo,  veo a Antonella acuchillada junto a él, cerciorandome que ha recobrando la conciencia.

— Papá, me duele la cabeza —comenta Marcus a punto de ponerse a llorar.

— Todo estará bien —comenta Antonella, mientras que Marcus intenta levantarse.

— Lo sé —logro decir sin lograr detener su llanto—.  Pronto llegará la ambulancia, por lo que te pido que no te muevas.

Antonella y Cinnia asisten a Marcus, entre tanto, Enzo me indica que el hombre que accidentó a Marcus sigue patinando sin acercarse a pedir disculpas, un acto que claramente me indigna.

— ¿¡No piensas en disculparte!? —pregunto un tanto indignado.

— No.  Él se atravesó —responde dejándome más que cabreado.

MIRAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora