Psicosis (parte 2/5)

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                                                                          Lunes

Olvidé terminar de escribir anoche. No sé qué esperaba encontrar cuando crucé el pasillo y asomé el rostro por la ventanilla. Me siento ridículo. El miedo de anoche me parece vago e irrazonable ahora. No puedo esperar para salir y ver la luz del día. Voy a revisar mi correo, afeitarme, darme un baño ¡y finalmente salir de aquí!

Un momento... creo que escuché algo.

...

Era un trueno. Todo eso sobre la luz del día y el aire fresco no pasó. Subí por el tramo de escaleras solo para decepcionarme. El cristal de la puerta principal era azotado por la corriente de lluvia torrencial que se desataba afuera. Quise quedarme a esperar a que un relámpago iluminara la intemperie, pero la lluvia era muy fuerte y no podía visualizar nada más que siluetas indistinguibles paseándose por ángulos extraños de la corriente de agua bañando la ventanilla. Desilusionado, me di la vuelta, pero no quería volver a mi cuarto. En su lugar, deambulé por las escaleras, al primer piso, al segundo. Llegué al tercer piso, el más alto del edifico.

Caminé por el alfombrado del piso. Las diez o tantas puertas de madera, pintadas de azul hace mucho tiempo, estaban todas cerradas. Escuché atentamente mientras caminaba, pero era medio día, no me sorprendió oír poco más que el sonido de la lluvia afuera. En lo que permanecí ahí parado, en ese turbio lugar, tuve la extraña y fugaz impresión de que las puertas eran como silenciosos monolitos de granito, esculpidos por una civilización antigua y olvidada para un insondable propósito de guardines. Cayó un relámpago que iluminó el pasillo y pude haber jurado que, solo por un momento, las viejas y deterioradas puertas azules se vieron como piedra áspera. Me reí de mí mismo por dejar que mi imaginación jugara así conmigo, pero entonces se me ocurrió que el resplandor de ese rayo debía de significar que había ventanas cerca. Me llegó una memoria distante, y de inmediato recordé que el tercer piso tenía una alcoba con una puerta corrediza de cristal al final del pasillo en donde estaba.

Emocionado por ver la ciudad desde lo alto en medio de la lluvia y, quizá, ver a otra persona, caminé velozmente hacia la alcoba, encontrándome con la delgada y larga puerta corrediza. Era bañada por la corriente como la ventanilla de la puerta principal. Acerqué mi mano a la manija, pero dudé. Tuve la rarísima sensación de que si la abría, vería algo completamente terrible del otro lado. El último par de días habían sido tan extraños... así que ideé un plan, y volví aquí para traer lo que necesitaría. No pienso que realmente lograré algo con esto... pero no tengo nada más que hacer, llueve y me estoy volviendo loco de remate.

Regresé por mi cámara web. De ninguna forma el cable llegará hasta el tercer piso, por lo que, en su lugar, voy a ocultarla entre las dos máquinas expendedoras, pasar el cable por debajo de mi puerta y ponerle cinta de aislar encima para camuflarlo en la tira de plástico negra que se extiende por la base de las paredes del corredor. Sé que es tonto, pero estoy muy aburrido...

...

Bueno, nada sucedió. Dejé abierta la puerta de mi apartamento, me llené de valor, fui hasta la puerta metálica, la abrí y corrí como alma que lleva el Diablo de vuelta a mi cuarto y azoté la puerta. Miré atento por la cámara web de mi computadora, viendo en la transmisión del pasillo y una parte de las escaleras. Sigo observando en este momento y no aparece nada interesante. Desearía que el ángulo de la cámara fuera distinto, que pudiera ver al menos una parte de mi puerta. ¡Hey, alguien se conectó!

...

Usé un modelo de cámara más antiguo que tenía en mi clóset para charlar con mi amigo. No supe explicarle por qué quería que fuera una llamada de video, pero se sintió bien ver la cara de otra persona. No se quedó a hablar por mucho tiempo, y no hablamos de nada importante, pero me siento mucho mejor. Mi absurdo temor casi se ha ido. Ya lo habría dejado completamente de lado de no ser por la extraña manera en que se dio la conversación. Sé que he dicho que todo me ha parecido extraño, pero sus respuestas fueron tan vagas... no puedo recordar una sola cosa específica que me haya dicho; ningún nombre, lugar o evento en particular. Aunque sí me pidió mi dirección de correo para mantenerse en contacto. Un momento, me llegó un correo.

...

Estoy a punto de salir. Recibí un correo de Amanda para pedirme que nos reuniéramos en «el lugar al que siempre vamos». Me encanta la pizza, y he estado comiendo de las sobras que había en lo que una vez fue una alacena decorosa, así que no puedo esperar. De nuevo, me siento ridículo por mi conducta de estos últimos días. Debería quemar este diario cuando regrese.

Otro correo.

...

Oh, por Dios. Casi ignoro el correo y abro la puerta. Estuve a punto de abrir la puerta. Estuve a punto, pero leí el correo primero. Era de un amigo que llevo un tiempo sin ver y fue enviado a muchísimos correos que deben de ser cada contacto que tiene registrado. Omitió el título, y decía, únicamente: «ve con tus propios ojos no confíes en ell».

¿Qué demonios puede significar eso? No me lo puedo sacar de la cabeza. ¿Es un mensaje enviado para advertir de que algo ocurrió? ¡La frase claramente se mandó sin terminar! En cualquier otro día lo hubiera tomado como spam, pero las palabras «ve con tus propios ojos»... no puedo evitar releer este diario, repasar los últimos días, y caer en cuenta de que no he visto a ninguna persona con mis propios ojos o hablado con alguien cara a cara. La conversación en línea con mi amigo fue tan extraña, tan vaga, tan... misteriosa, ahora que lo pienso. ¿En serio fue misteriosa?, ¿o es el miedo que está turbando mi memoria?

Mi mente juega con los sucesos que he organizado aquí, apuntando a que no ha habido ni tan solo un dato que haya adicionado sin sospechar. El «número equivocado» que obtuvo mi nombre y la subsecuente llamada de Amanda, el amigo que pidió mi dirección de correo... Yo lo saludé primero cuando vi que estaba conectado, y luego recibí un correo apenas terminó la conversación... ¡Oh, por Dios! ¡La llamada de Amanda! ¡Le dije por teléfono, le dije que estaba a media hora de la Séptima Avenida! ¡Ellos saben que estoy cerca de ahí! ¿Qué si están tratando de encontrarme? ¡¿Dónde está todo el mundo?! ¡¿Por qué no he visto o escuchado de nadie en días?!

No, no, esto está mal. Es de locos. Necesito calmarme.

...

No sé qué pensar. Recorrí mi apartamento desesperado, sosteniendo mi celular en cada rincón para ver si podía obtener algo de señal. Finalmente, en el baño, cerca de una de las esquinas superiores: una barrita. Sosteniéndolo a esa altura envié un mensaje de texto a cada número de mi lista. Consideré la probabilidad, el peor escenario posible, lo peor que podía imaginar. Envié: « ¿Has visto a alguien cara a cara últimamente?».

Para este punto, lo único que necesito es una respuesta. No me importa cuál sea, de quién o si quedé en ridículo al hacer eso. Intenté hacer una llamada pero no podía elevar mi cabeza lo suficiente, y si bajaba el teléfono siquiera un centímetro perdía la señal. Luego recordé mi computadora y fui directo a ella. Envíe un mensaje a todos mis contactos conectados. La mayoría estaban ausentes u ocupados; nadie respondió. Se agotó mi paciencia. Empecé a inventar pretextos para justificar que vinieran hasta aquí. No me importa nada a estas alturas, ¡solo necesito ver a otra persona!

Desbaraté mi apartamento tratando de encontrar algo que haya pasado por alto, alguna forma de contactar a otro ser humano sin abrir la puerta. Sé que es demente, sé que es irracional, pero es posible, ¡es posible!, y necesito estar seguro. Fijé mi celular al techo por si acaso.


¡Creepypastas, sabías que, curiosidades y más!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora