¿No lo ves? Está detrás de ti.

87 1 0
                                    

–¡Me voy al jardín mami! –dijo el pequeño Federico, antes de salir corriendo al patio delantero. Su madre soltó unas diminutas risas ante el comportamiento infantil de su hijo de 9 años y siguió cortando las cebollas para el almuerzo del mediodía.

La vida de Sofía Pérez era normal. Tenía un lindo hijo y su esposo murió hace unos años por una enfermedad mental, provocando que se suicide. Supuestamente, veía a un niño llamado “Isaac”.

Pasaron unos 30 minutos, cuando terminó de hacer la carne y la ensalada lo dejó todo en la mesa, dio una leve sonrisa y fue al jardín para llamar a su hijo. Pasó por el pequeño salón y llego hacia la puerta. Cuando la abrió, vio algo confundida a Federico.

–¿Federico?¿Que haces? –Preguntó Sofía, al ver como su hijo parecía estar hablando con alguien. Pero cuando el niño volteó se dio cuenta que no había nada. Sofía seguía con una expresión de pura confusión.

–Solo hablaba con mi amigo mamá –contestó Federico, señalando a la nada. La madre comprendiendo, dio una leve risa y lo miró tiernamente. Un amigo imaginario, fue muy obvio como para que no lo haya notado. En un libro que leyó, los niños entre los 6 y 10 suelen tener amigos imaginarios.

– Que bueno mi niño. Pero entremos, hay que comer –tomó a su hijo de la mano y entraron.

Fueron al comedor y se sentaron cada uno en un lado de la pequeña mesa redonda. La chica dio un leve suspiro acariciando un poco su cabello café claro y prosiguió en darle un bocado a su carne.

– Es muy divertido mi nuevo amigo mami –lo miró sonriente y prosiguió a saber un poco de su “amigo”.

–¿Cómo es hijo? –tomó otro trozo de su carne y lo miro esperando una respuesta. El chico la miró unos segundos y después seguro asintió. Estaba confundida otra vez, sin entender porque asentía, pero prefirió escucharlo.

–Está detrás de ti mami –el niño señaló, volteó y no había nada. Solo volvió a darse la vuelta y mirar a su hijo.

– No hay nadie querido –dijo ella terminando su comida y parándose para dejar el plato en los trastes.

– ¡Pero si está justo frente tuyo! –el pobre chico estaba un poco triste, su madre no veía a su amigo como él lo veía.

–Ya, ya. Cuéntame cómo es –la verdad, Sofía no le tomaba importancia al asunto. Son amigos imaginarios, ya pasará. Para parecer más verdadero, miro a su hijo con atención “Solo por unos minutos” Pensó ella.

–Tiene cabello negro. Su ropa es un poco sucia y rasgada. Las zapatillas tienen lodo y es de piel blanca pero un poco lastimada –escuchó atenta lo que el niño decía, la verdad le sorprendía un poco su imaginación–. Y un ojo amarillo con pupila de gato –tras decir eso Sofía abrió un poco los ojos en estado de shock.

“Un ojo amarillo, con pupila de gato. ¡Te lo juro Sofía, eso ví cuando era niño!” Las palabras de su esposo vinieron a su mente. Antes de su suicidio, él dijo haber visto un niño de un ojo amarillo con pupila de gato cuando era niño, y que lo vio otra vez ese día.

Tratando de no recordar, pensó que era común, hay miles de cosas imaginarias. Puede ser casualidad que su hijo justo pensara en un ojo tan extraño como ese.

Después de esa larga charla, todo luego pasó normal. Pasaron semanas y Federico seguía con lo de su amigo imaginario. Un día, en la tarde Sofía fue a la biblioteca y pidió un libro prestado sobre amigos imaginarios. Mientras su hijo jugaba con su “amigo” en los columpios ella leía el libro atentamente, así sabría tratar el tema, aunque fuera un poco.

“En la edad de la infancia, nuestros hijos suelen tener amigos imaginarios. Es muy común que nos digan que tienen uno. En general, estos amigos imaginarios son generados gracias a la poca atención de padres o pocos amigos.” 

Ya terminando de leer el libro, se dio cuenta de que era de noche. Llamó a su hijo para que entre. Luego de cenar y cepillarse los dientes cada uno se fue a dormir.

Pasaron 2 horas y algo sacudió el hombro de la mujer. Somnolienta abrió sus parpados y pudo divisar los ojos avellana de su hijo. Solo lo miró, esperando la respuesta de porqué la agitaba.

–Mami, mi amigo me está asustando. ¿Puedo dormir contigo? –pregunto a su madre, con unos ojos medio llorosos.

–Él no existe Federico, es una mentira. Ve y duerme tranquilo –se dio la vuelta, dejando a la vista del niño su espalda. Este por lo que dijo su mamá, empezó a soltar pequeñas lágrimas.

–¡Si existe! Y se está comportando muy malo y feo conmigo. Déjame dormir contigo por favor –dio un suspiro y se hizo a un lado para que el niño tuviera espacio. Este ya más feliz se acostó al lado de su madre. Pero al ver detrás se ocultó debajo de las sabanas– E-está ahí.

Sofía dio otro suspiro pesado y volteó, nada– Tranquilo, no hay nada. Duerme –este siguió viendo pero salió de las sabanas al parecer más tranquilo, se acurrucó en el pecho de su madre y logro caer en los brazos de Morfeo.

.
.
.
.
.
.

Sofía se levantó un poco dormida y miro el reloj. “12:00 AM” pensó para después darse cuenta de que su hijo ya no estaba a su lado. Se preocupó un poco, con su bata puesta fue a la habitación del niño y tampoco estaba. Empezando a desesperarse, busco en todos los lugares de su casa, hasta en el patio delantero y trasero. Pero no lo encontró. Solo le faltaba un lugar, el sótano.

Bajó poco a poco, para su mala suerte, el sótano no tenía luz propia y tuvo que llevar una linterna. El sonido de la madera vieja se escuchaba con cada paso que daba. Cuando llegó, tomó el pomo y lo dio vuelta abriéndose la puerta, dando un leve ruido un poco incómodo.

Vió por todos lados y se alivió un poco. Pero el miedo volvió a recorrer su cuerpo. Su hijo estaba jugando a las palmadas, con lo que parecían unas manos medio transparentes. Al acercarse más a él ya no estaban más.

–¡Nos reconciliamos mami! ¡Somos amigos de vuelta! –Dio un salto feliz, ella solo lo veía preocupada.

– ¿Qu-quienes hijo? –tartamudeo sintiendo que se estaba quedando sin aire. De pronto, la puerta se empezó a cerrar, llevándose la poca luz del pasillo y quedando solo la linterna, la cual temblaba en la mano de Sofía, creando un aspecto más tenebroso.

– Yo y mi amigo. Isaac –soltó un leve grito y lo miró aterrada. La linterna de pronto empezó a parpadear y el niño solo la miraba.

–¿D-Dónde está?.

–¿No lo ves mami? –el niño dio una risa y ella lo miró en shock. Sintiendo un aire caliente en su nuca–. Está detrás tuyo.                              

No. Esta vez no quería voltear 

.
.
.
.
.
.

"Estás llamando al teléfono de Sofía, por el momento no puedo contestar ¡Dejame un mensaje!"
Ya era la tercera vez que llamaba ¿donde se había metido su torpe hermana menor? Llevaba dos días en los que no sabía nada de ella ¡hasta olvidó que dijo que la visitaría!

Carla decidió intentar llamar una vez más, sin percatarse de que su hija parecía saludar a alguien que no estaba ahí.


~~~
Últimamente no encuentro creepypastas que den miedo, pero como me gustan igual los pongo :v
Sep, este libro ya casi llega a su fin, pero todavía me falta publicar un creepy más :3 (originalmente serían dos, pero no tengo ganas de traducir el otro).

¡Creepypastas, sabías que, curiosidades y más!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora