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Me sentía tan malditamente estúpida. ¿Cómo deje que Annie leyera la libreta? Se lo había prometido y le he fallado.

Mierda. Lo arruine.

¿Cómo se me ocurrió dejar la libreta en la cama, en plena vista?

Ahora ella se entero de cosas que no debió. Annie debería de seguir teniendo las preciosas imágenes en su cabeza de los vídeos que vimos.

Ella tenia que ver lo mucho que se amaban, no todo lo que Michael pensaba y todo lo que ocurría, y como todo se iba yendo cada vez más y más abajo.

Estuve con Annie hasta que parara de llorar y tratará de tranquilizarse.

En ningún momento deje de abrazarla. Fueron las dos horas más largas de toda mi existencia.
Annie quiso contarme lo que había leído, pero solamente balbuceaba cosas que no lograba comprender. Así que decidí que era mejor que durmiera un poco.

Y así fue. Mientras Annie duerme en su cómoda cama, yo estoy en la sala con la luz prendida, con una taza de café junto a mi y la libreta en mis piernas.

Necesito saber que fue lo que puso a Annie de aquella manera, aunque en esa libreta no venia cosas muy felices y podía ser cualquier cosa.

Dándole un sorbo a la taza llena de café, me dispuse a leer. Sin tener idea de lo que podía suceder.

»Ayer posiblemente fue el peor día de todos, Gerard.

Luke me odia. Lo hace y hablo enserio. Lo hace.

Cuando llegó ayer por la noche, estaba borracho. Se tambaleaba de un lado a otro. Se miraba realmente enojado.

Quise ayudarlo a sostenerse, temía que se cayera, pero me alejó de un fuerte empujón.

No entendí porque lo hizo, ni tampoco cuando me agarro de las muñecas y me empezó a gritar mentiroso, traidor e infiel.

Me dolía más su forma de mirarme que la fuerza que ejercía sobre mis muñecas.

The True [Muke Clemmings]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora