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03: « Iré a ver que es »
Rodé sobre la cama, buscando el cuerpo de mi novia, pero se encuentra vació. Creo que ha ido a preparar el desayuno. Decidí aclarar ese pensamiento, haciendo un gran esfuerzo de levantarme.
Cuando estoy por terminando de colocarme los pantalones, escuche soltar un grito, haciendo que la alarma en mi cerebro sonara. Salí disparado hacia la cocina, donde esta ella.
Pude ver los waffles en el suelo, junto a las tazas de cabe. No entiendo nada.
—Había-a algo detrás de ese árbol —parece asustada—. ¡Te lo juro!
Mire la dirección que ha apuntado. Por ser un pequeño pueblo, se encuentra rodeado de árboles y claramente nuestra casa tiene una vista directa al bosque.
Yo no veo nada, pero se que Vania no miente.
—Está bien, tranquila, cariño —le pedí—. Iré a ver.
Ella asintió, y yo fui por mis botas, y mi chaqueta, una vez con todo puesto, pude salir con la escoba que mi novia me había hecho llevar.
Parecía mi mamá cuando me perseguía por volver tarde de las fiestas, todavía recuerdo cuando entraba a casa sin hacer ruido y ella estaba ya esperándome, recuerdos que dan miedo.
Salí fuera del perímetro de nuestro jardín, pero demore un poco en llegar porque mis pasos son lentos.
Gracias, Dios porqué es de día.
Cuando estuve lo suficiente cerca de los árboles que Vania había señalado, di un saltó para sorprender a quién sea que este ahí, pero para mi sorpresa —y buena suerte—, ¡no hay nadie!
Volví a casa, después de mi intento fallido de casi pelea. Vania esta de pie en la puerta del jardín, esperando la respuesta.
—Tal vez fue algún animal —dije, mientras dejo la escoba—. Algunas veces se pasean por aquí.
—Espero que sí. Pensé que era un payaso.
—Cariño, si hay un payaso por aquí, te protegeré, lo prometo.
Después de un corto beso, regresamos a casa para limpiar el desastre de la cocina y hacer un nuevo desayuno.
[...]
A las cuatro de la tarde, mi novia se marchó con Emilia. Mientras tanto, yo decidí ir a comprar una caja de herramientas, para reparar la ventana.
