Diferente no es malo

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Su hermano era un chico del cual sentirse orgulloso, él con sus seis años no entendía mucho pero siempre felicitaban al mayor cuando traía sus exámenes. Era el hijo perfecto.
Hacía un año que se había ido de la casa, volvía siempre una vez por semana a pasar tiempo con él, a mirarse con su padre de manera fría y a soltar algunos comentarios sobre su ingreso a la universidad.
No entendía que lo había llevado a irse.
Al menos los gritos de esa tarde en la cual su hermano se fue no habían vuelto pero habían sido remplazado con el silencio.
Ese silencio frío como el hielo, ese silencio incomodo y ese silencio con largas miradas de reproche.
-¿Y David?- preguntó la vecina una vez, su padre tensó la mandíbula con fuerza.
-Se fue- fue la respuesta corta de su progenitor.
Pero David no se había ido, siempre volvía una vez por semana sin falta.
El niño se sentía confundido así que cuando su padre volvió a entrar a la casa y se sentó en el sillón lo siguió sentándose a su lado, pasando sus manitos por su propio cabello castaño.
-¿David se fue porque no lo querías más?- preguntó bajito. Sus padres se habían separado porque no se querían más, su madre se había ido porque ya no había “amor” ¿Acaso había pasado lo mismo con su hermano?
El señor de rasgos maduros dejo escapar un suspiro de amargura que lo hizo verse más viejo de lo que realmente era.
-No, a David aún lo amo como el primer día que lo vi nacer- respondió -Lo amo como te amo a ti- susurró abrazándolo y acariciando su cabello.
-¿Y porque se fue?- su padre lo miró por un largo rato mientras los ojos castaños de niño lo miraban expectante.
-Tu hermano es... diferente... y el amor no siempre es suficiente- susurró más para si mismo antes de levantarse dejando al niño sentado solo en la sala.
-Pero todos somos diferentes- murmuró el pequeño para si.

Papá, Mi Hermano Solo Ama A Otro ChicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora