Capítulo 3.

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Gracias a Nixie he conocido un poco más sobre la isla, no solamente sobre la isla también aprendí sobre las demás especies.

Las hadas pueden volar pero no tan alto como los ángeles, sus alas son pequeñas y delicadas.

Los ángeles son los consejeros de la isla, siempre dispuestos a ayudar.

A los lobos les molesta que estemos en su territorio. Pueden llegar a ser amables pero si los molesta, te irá mal.

Los lobos y los vampiros no son de llevarse bien, normalmente son los que más problemas tienen entre ellos.

Cuando los vampiros se transforman sus ojos se vuelven de un color rojo intenso y les salen pequeñas venas debajo de sus ojos además les salen unos colmillos.

A los ángeles caídos les molesta todo, así me lo ha dicho Nixie.
Sufrieron mucho en algún momento y por lo tanto son así.
Tendría mucha suerte si llego a ser amigo de alguno.

Las ninfas y los elfos son los cuidadores del bosque y siempre hacen bromas, algunos son de mal gusto pero lo hacen para divertirse. No son malos.

Yo también le conté a Nixie sobre las sirenas, pero no solo de las sirenas, le hablé sobre mi y ella sobre ella.

Teníamos cosas en común por ejemplo que a ambas nos gusta leer y nos gusta el agua.

Poco a poco el sol se fue metiendo mostrándonos un hermoso atardecer, en un par de horas más sería la fiesta.

Nixie me guió hasta la playa y casi en la orilla del mar se encontraban algunas chozas.

—Hogar dulce hogar.—Me dijo una sonriente Nixie.

—¿Aquí vivo? —Pregunté con emoción. Vamos, ¿A quién no le gustaría vivir en medio del mar?

—Si, elige la que quieras.—Me hizo una reverencia la cuál al verla comencé a reír.— Te dejó para que te prepares.

—Muchas gracias por lo de hoy Nix, espero verte más tarde.—Le dije y ella se abalanzó a abrazarme, me sorprendió pero le respondí el abrazo.

—Te buscaré.—Se separó de mi y me hizo una seña con su mano, una forma de decir y adiós y poco a poco fue saliendo de mi vista.

Por fin, mis piernas tocaron el agua y estás se convirtieron en una cola azulada con destellos en morado y lila.

Comencé a nadar hasta llegar a la choza que había elegido y gracias a unas escaleras pude llegar hasta la puerta de la misma. Una vez mi cola estuvo fuera del agua se convirtieron en piernas y de esa manera pude levantarme y entrar a lo que sería mi nuevo hogar.

Era pequeño pero cómodo, un buen lugar.

Tenía la sala principal, la cocina y el baño, otra puerta más en donde supuse que estaría mi habitación y al entrar lo confirme.

Una cama, una mesita de noche, un peinador y un armario en donde había un par de ropa.

Tendré que agradecerlo, en algún momento.

[...]

Estaba lista, en realidad solo llevaba un bikini de color morado con un poco de encaje y un short de mezclilla que cubría la parte de abajo.

Mi pelo lo recogí en una media coleta y me hice una suaves ondas y solo me puse un poco de gloss.

Desde acá ya se escuchaba la música y pude ver que ya se estaban comenzando a divertir. Debería cuidar a mi hermana, se suele llevar un poco y lo entiendo tan solo tiene dieciocho años, debe disfrutar su vida.

Llegué hasta la playa y pude ver como todos se divertían, unos bebían, otros bailaban y otros simplemente hablaban con alguien.

Mi mirada dio al chico que vi cuando llegamos. Rubio castaño de ojos azules, el me miró y sonrió.

Y tuve un presentimiento de que hoy sería una gran noche.

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⏰ Última actualización: Oct 30, 2016 ⏰

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